Llevo años eludiendo cualquier contacto con las teorías de la conspiración pero, a modo de distracción veraniega, he hecho una incursión en ellas con una de sus fuentes principales en España: Cristina Martín Jiménez, quizá la mas «seria» de sus impulsoras. No sé si su segundo apellido la emparenta con el ínclito Iker Jiménez o, razonando con el patrón conspirativo, si te llamas Jiménez tienes altas probabilidades de dedicarte a explotar la credulidad de la gente. Una credulidad normalmente fundada en la pereza de leer textos rigurosos y preferir vídeos cortos y libros vacíos. Visto lo visto, la mentalidad conspirativa está basada en el «piensa mal y acertarás» y algo así como «¡a mí me vas a contar!«.

Todos tenemos posiciones ante las cosas del mundo que dependen de nuestras genética y nuestra educación, pero no es lo mismo construir creencias sobre nuestros entorno inmediato que sobre, nada menos, que la gobernanza en el mundo, los ovnis y el cambio climático. Pero no podemos evitar tener una teoría para cada cuestión planteada y si no nos hemos formado escogeremos siempre la versión más emocionante, la que sospecha de las evidencias y la que explica las cosas por poderes ocultos. Lo cierto es que la humanidad lleva siglos buscando explicaciones para los acontecimientos, pero a pesar del éxito conseguido con las teorías políticas, científicas y sociales, que han mejorado nuestras vidas extraordinariamente respecto de nuestros predecesores, seguimos pensando que nos engañan, que nos ocultan y que nos manipulan. Ante esta sospecha, lo natural es una actitud escéptica y un tanto paranoica. Una actitud que mande el mensaje de que estás alerta a pesar de la debilidad de cada uno de nosotros frente a esos poderes ocultos. De esta forma retomamos las emociones de la época de los brujos sin sus terrores y las emociones de la época de las epidemias, sin morirnos (de momento).

Todos estamos vacunados ante las primeras versiones de las administraciones públicas o grandes empresas ante catástrofes de las que pueden ser responsables. También vemos como luego se conspira para dificultar las investigaciones que pueden imputar a personas concretas. Son ejemplos supremos el accidente del tren en la curva de Angrois o el reciente del banco BBVA, pero hay mucho más, como los crímenes del GAL o los vuelos secretos de la CIA en Mallorca. En todos estos casos la prensa y los jueces han dado cuenta del asunto o han sido bloqueados por poderes que todos conocemos. La prensa además, como vimos en el caso del accidente del Yak-42, se dividió según su posición respecto del gobierno del momento. Unos defendían la necesidad de una investigación hasta la última responsabilidad y otros que se conformaban con los médicos forenses imputados y posteriormente indultados. Se vió con claridad cómo se dificultó la asunción de responsabilidad por parte de los políticos que habían tomado las decisiones. Es decir, le podemos echar la culpa a otros agentes secretos, pero creo que todo sucedió ante nuestros ojos y la prensa cumplió con su obligación, incluída la de acusarse mutuamente de desinformación. No veo cómo se puede evitar que, si tuviera interés el tema del Club Bilderberg, fuera sometido a los focos de la opinión pública como parece ocurrir en las reuniones de Davos. Unas reuniones de las que seguramente sólo conoceremos lo que ocurre en superficie, pero no estoy seguro que lo que ocurre en reuniones «secretas» tenga más interés. Quiero decir que con la información con la que contamos, resultado de la expresión de muchos puntos de vista, tenemos suficiente para conocer y suponer, situándonos en condiciones de hacer nuestras elecciones y tomar nuestras decisiones.

Cristina Martín Jiménez es una periodista sevillana que ha encontrado un filón en construir un discurso tramposo según el cual todo tiene una única misma explicación en forma de unos agentes arteros que todo lo controlan, un centro de poder siniestro y, por cierto, masón. El catálogo es amplio y sus posturas siempre dice que se basan en la búsqueda de la libertad. Si es sincera, debería explorar los numerosos factores que hacen de la libertad un pacto con la realidad. Si no es sincera, pues se trataría de otro caso de venta de crecepelos.

Todas sus posturas encuentras el fundamento en la actividad secreta y mendaz del Club Bilderberg. Más o menos el razonamiento es el siguiente: si se cumplen los planes de este grupo tenemos la prueba de su perversa acción y si no se cumplen es, también, la prueba de su perversa acción y, además, su torpeza. Le pueden plantear cualquier cuestión que encontrará conexión con las reuniones del Club Bilderberg. Pero, ¿qué es este club? pues la versión en la realidad de lo que fue en la ficción Fumanchú. Un poder en la sombra que también se ha reflejado en el Joker de Batman o el Lex Luthor de Superman. Es una reunión de alto nivel entre poderosos de todos los órdenes (políticos, financieros, periodísticos, académicos) que se fundó en 1954 en Holanda con la pretensión de influir con ideas globalizadoras sobre los que, a su vez, influyen o pueden influir en sus respectivos países. Cristina Martín los tacha de masones con pruebas tan «potentes» como una foto de Solana en la Tribuna de invitados del Congreso el día de la toma de posesión de Felipe VI, tras la abdicación de su padre. Tiene reuniones anuales y ha tratado de conseguir que los regímenes políticos de Occidente base sus estructuras económicas en el capitalismo y sus estructuras políticas en la democracia (no parece mala idea). Nace en un momento en el que el poder soviético era una amenaza real de expansión de su rudimentario sistema económico y su cruel sistema político. El capitalismo siempre ha perdido la batalla intelectual y, a pesar de sus éxitos económicos y su apoyo al sistema democrático, lleva un siglo y medio con muy mala reputación entre la intelectualidad. Y ello por su incapacidad para contribuir a generar un ser humano distinto del estereotipo de egoísta, consumidor compulsivo y carente de espiritualidad. Defecto, éste último, que en los sistemas alternativos va acompañado de la virtud de la austeridad porque no hay nada que consumir y de altruismo porque no hay nada que compartir.

El Club Bilderberg es uno de tantos intentos de racionalizar los acontecimientos y de domar el futuro, como si eso fuera posible. Pero es inevitable que quien tiene poder aspire a reducir la incertidumbre de la realidad con grandes proyectos de control al máximo nivel. Pero la realidad demuestra que aunque pueden llegar a modificar algunos aspectos superficiales, no puede hacer nada para controlar la corriente poderosa del cambio permanente de la realidad en su complejidad y multiplicidad. Una incapacidad de control total que se puede comprobar a largo plazo en todas las escalas de la realidad.

Las teorías de la conspiración aprovechan este divorcio entre intenciones y resultados para construir un moloch que sirve para explicar todo lo que no gusta: el éxito de las políticas o su fracaso. De esa forma se tiene la reconfortante sensación de tener siempre razón. Las sociedades humanas han llegado a niveles asombrosos de prosperidad y paz debido a fenómenos activados por la inteligencia y el trabajo de muchos hombres y desarrollados paulatinamente con genio e ingenio poco a poco, pero sin que ninguno de ellos pueda explicar el proceso en todos sus detalles. Sin embargo está en la naturaleza del hombre buscar explicaciones que den cuenta de este complejo proceso. Lo que está bien, muy bien. Pero está también en la naturaleza del hombre intentar controlar estos procesos para el porvenir, lo que ya no está a su alcance más allá de la superficie. Lo que sí está al alcance del ser humano es intervenir causando daño cuando cree estar poniendo orden.

En cuanto a Bilderberg está claro que es un intento interesado en influir en quienes toman decisiones en todos los ámbitos. En su seno habrá quienes sinceramente crean que un gobierno mundial es posible y que sería beneficioso. Y hay quienes aprovechen tan alta concentración de poderes para, bajo el manto del amor a la humanidad, hacer negocio. Unos y otros manejan un material inmanejable y, a la larga, nada saldrá como ellos desean, pero siempre habrá una versión conspirativa que lo explicará como un intento de desordenar el mundo para obtener un orden superior.

TEMAS «TRATADOS»

En casi todos los temas tratados en las teorías de Cristina Martín, se adopta la actitud de rechazar el resultado por la maldad intrínseca asociada a su supuesto origen en las manipulaciones de Bilderberg. Manipulaciones que seguro que se producen con el añadido de ser acciones que se ocultan a la opinión pública. Si los hombres más poderosos del mundo, tras ochenta años de gestiones, nos han traído a este desorden actual, con una China autoritaria que explota como nadie el sistema que se suponía ligado, soldado, a la democracia, una Rusia irracional que se apunta en cualquier conflicto siempre a la parte contraria, unos dirigentes desnortados llenos de seguridad en sus disparates ideológicos y narcisistas, un renacer de las religiones irracionales y la proliferación del arma atómica, deberían ser despedidos. Cristina hace algo más lucrativo para ella, les atribuye la autoría del desastre, con lo que puede prolongar su éxito editorial como garante de la información que el ciudadano tiene derecho a conocer. Tengo que decir que no hay en su libro sobre los planes del club Bilderberg para España, nada, pero nada que yo y cualquier español que sepa y quiera leer no conociese. Que el mundo haya influido en el despliegue de nuestra democracia parece natural, dadas las interrelaciones entre naciones, pero si tanto poder tenía el club y tanto interés tenía en implantar la democracia en España, podría haberse puesto utilizar su poder el año de su fundación y nos habríamos ahorrado la dictadura.

Quizá una de las cosas que más me inquietan es que Cristina Jiménez añore la libertad que teníamos con… Franco. Se refiere a que con Franco éramos una nación que tomaba sus propias decisiones y en democracia las toman por nosotros. Naturalmente se confunde la libertad individual con la del sujeto supraindividual que es un Estado. Grave confusión, creo. También me llama la atención su insistencia en que el sistema educativo ha sido boicoteado con el propósito, seguramente inspirado por Bilderberg, de mantener idiotizado al pueblo. Ella considera que la corrupción del período de la burbuja inmobiliaria es una prueba de la destrucción de la democracia por inacción de los jueces y bloqueo de la prensa. Supongo que estará meditando sobre cómo es posible que millones de personas perfectamente informadas de la corrupción de los políticos de determinados partidos hayan seguido votándolos. También debería meditar sobre cómo es posible que tras mil mujeres muertas en quince años, haya mujeres, perfectamente informadas, que rechacen política específicas de lucha contra esta lacra. Qué decir de ciudadanos perfectamente informados de los pormenores del atentado terrorista de 2004 todavía crean que los terroristas no provienen de «desiertos remotos ni montañas lejanas«. En fin, que contar con toda la información no es garantía de un criterio razonable.

Transición Española.- Este proceso que, con todos sus defectos, trajo la época más próspera y pacífica que nunca ha disfrutado España (ETA era un problema policial), es tachado de mentira interesada para favorecer la apertura de España a la explotación capitalista. No tiene en cuenta el detalle de que fueron los dirigentes españoles los que activaron una irracional burbuja y los ciudadanos los que, perfectamente informados, entramos a un trapo de endeudamiento hedonista que nos llevó a diez años de ruina económica. Ruina que ha atraído a los fondos buitres, porque para eso son buitres, para acudir a la carroña. Por cierto, que, en el marco de unas reflexiones sobre España en su libro Los planes del Club Bilderberg para España se hace extrañas preguntas como ¿es Franco el monstruo que nos han pintado? Típica pregunta del tipo ¿la tierra es plana? en el marco de una mentalidad que «quiere saber toda la verdad» sobre lo que nadie discute, para que «no nos engañen«, cuando nadie lo pretende. Declara que su generación está confusa, lo que suele ocurrir cuando no se lee. Los que ya teníamos más de veinte años en la transición sabemos perfectamente lo que ocurrió, las cesiones que se hicieron a la realidad económica y sociológica de la época y los errores del rey sin necesidad de adoptar fingidas posturas sobre todo «lo que está oculto«. Por esa vía es fácil, como hizo el diario el Mundo, vender durante años periódicos alimentando la necesidad de emociones de sus lectores con la teoría de que el atentado de 2004 lo habían diseñado los socialistas. Años después un taxista en Madrid se sorprendió por mi rechazo a la idea de que Zapatero estuviera detrás de los atentados. Insistió en aportarme pruebas atribuyéndole también el reciente (en ese momento) atentado de Londres. Cuando le mostré mi escándalo, afirmó con desdén: «¿Es que no sabe usted que hay un ferry desde Bilbao a Inglaterra?. Lo siguiente que hice fue pedirle que parase para bajarme (después de pagarle, claro).

Abdicación del Rey Juan Carlos I.- El proceso se inicia el 2 de Junio de 2014 de forma sorprendente, a pesar de que todo español era consciente de la decadencia del Rey. No cuesta mucho trabajo imaginar a la Reina Sofía deseando que a su hijo Felipe no le pasara como al Príncipe de Gales. Por otra parte, las imprudencias del Rey con sus amantes, cacerías y supuestas corruptelas unido a los movimientos de indignados por la crisis y la austeridad impuesta por la Unión Europea pronosticaban tiempos complicados para la monarquía. No es de extrañar que la decisión de Juan Carlos I fuera precipitada por una discusión con su mujer o por alguna llamada provocada por la información que la reina diera a sus influyentes amigos de Bilderberg. Era necesario para nosotros. No hacía falta un club de conspiradores para impulsar su caída. Seguramente la presión de la propia familia fue suficientemente fuerte. Recuerdo que la única muestra pública de cariño de la reina hacia el rey fue en el balcón del palacio de Oriente en la presentación del nuevo monarca Felipe VI ante el «pueblo». Un leve beso en la mejilla a su infiel marido con el que parecía decir: «Gracias por haber permitido que mi hijo no envejezca esperando su destino«.

Cataluña y España federal.- Cuando la mentalidad conspirativa se pone en marcha ocupa todo el espacio y no hay acontecimiento que no sea explicado satisfactoriamente. El «caso» catalán es un buen ejemplo, pues Cristina Martín también lo atribuye a la intervención del club Bilderberg que estaría realizando un experimento para una España federal. Intención que le atribuye a quien, al mismo tiempo, está realizando, según la misma autora, el experimento de la Unión Europea. Es decir el dichoso club es el autor de esto y lo contrario. Tal parece que estaría formado por personas vanidosas que se atribuyen todos los acontecimientos, del mismo modo que el ISIS se atribuye hasta los accidentes de tráfico.

La crisis de 2008.- Había oído muchas versiones sobre esta conmoción económica y social. Según Axel Kaiser tuvo origen en Europa, según Niall Ferguson en el exceso de regulación; según el documental «Inside Job» en la falta de regulación y, finalmente, para Cristina Martín fue planificada para eliminar a los nuevos millonarios por parte de las elites reinantes.

Gobierno Mundial.- El gobierno mundial o NOM (Nuevo Orden Mundial) es según Cristina Martín el objetivo último del club Bilderberg. En consecuencia todas sus reuniones son aproximaciones a este fin mediante intervenciones en todas las dimensiones de la acción política internacional. No dudo que este sea el objetivo, pero dudo menos que esté en su mano conseguirlo, pues un logro de este tipo requiere transformaciones económicas y geopolíticas de tal envergadura que ni un club que reúne a promesas y realidades políticas encarnadas en jóvenes y maduros titulares del poder en los países occidentales, lo tiene a su alcance. Obviamente, si se le atribuye el resultado de cualquier acontecimiento, sea del signo que sea, pues entonces el éxito de la teoría está asegurado. Personalmente me parece muy bien el método del club, pues siempre será mejor resolver los asuntos escuchando las razones de unos y otros (ojalá se empiece a invitar al club a representantes de los países que los prejuicios presentan como adversarios). En cuanto a un gobierno mundial está muy lejos en una época donde las cosas van, justamente, en la dirección contraria. La emergencia del nacionalismo arancelario es una prueba de que el club Bilderberg es una reunión bienintencionada a la que se les ha escapado lo más importante. Salvo que, en una pirueta irracional, esté, al tiempo, detrás de la crisis de 2008 para crear las condiciones sociales que han traído a sus enemigos declarados (Trump, Bolsonaro, Orbán, Duda, Johnson…). Una extraña estrategia que sólo puede surgir de una mente. conspirativa.

Unión Europea.- Es un proyecto surgido para acabar con los factores de enfrentamiento entre naciones europeas, origen de matanzas innumerables durante siglos, cuyo mayor pecado ha sido la lentitud en los procesos de convergencia. Tan lento ha sido el proceso que han dado lugar a que se olvide el sufrimiento que la fundó, dando lugar a que nuevas generaciones, a las que no le duelen las heridas, jueguen de nuevo con fuego reclamando la «libertad» del nacionalismo radical. Un proceso de ruptura que de darse nos llevará a una época negra. ¿Un fracaso de Bilderberg con su experimento a escala de gobierno mundial o un pretexto buscado por el club para que pidamos protección? Cómo se ve el modo de razonar conspirativo es ventajista: siempre se tiene razón. El ITTP fue tumbado en Europa ¿Un fracaso del espíritu de Bilderberg o un plan premeditado de destruir Europa por parte de la americanos? Bilderberg conspira para una europa verdaderamente transnacional, pero avergüenza a Soraya Sáenz de Santamaría por pedir la mutualización de la deuda de los países europeos, ¿en qué quedamos? Las teorías conspirativas tendrían razón si se quedaran en sospechar que los intereses trabajan para protegerse, pero cuando fantasean sobre voluntades secretas olvidan los principal, que ni siquiera la dirección del club será en realidad unánime. La Unión Europea es una mezcla impura de grandes ideales y grandes intereses. Lo normal es que los segundos prevalezcan minando las posibilidades de los primeros. Básicamente la idea conspirativa es que el club Bilderberg crea la Unión Europea para después apoderarse de ella eliminando toda posibilidad de control público por parte de ciudadanos con una renta per cápita anual de 36.000 euros. Algo así como la distopía de Blade Runner. No niego que eso esté entre sus objetivos, pero también se puede afirmar que no está en su mano conseguirlo.

OVNIs.- Cristina Martín sostiene en una entrevista en YouTube que los alienígenas ya están aquí. De hecho, los chinos, según Cristina Martín, saben que provienen del espacio (hijos del cielo), lo que hasta podría ser verdad, pero también lo contrario a tenor de las pruebas. Si uno de los hermanos Pinzón le hubiera dicho a Colón que su misión de llegar a China «por el otro lado» estaba destinada al fracaso, porque entre China y Europa había un continente desconocido, lo habría bajado de la carabela y con razón, porque no hubiera podido ofrecerle ni una sola prueba. Todos los grandes millonarios están invirtiendo en el espacio porque tiene evidencias de que hay extraterrestres ¿o más bien de que hay minerales?. Con los extraterrestres como gran verdad oculta Cristina Martín toma el relevo del gran vividor de la credulidad que fue Von Däniken . El eslabón perdido viene del cielo y ella dice que, con muchos científicos, está «perdiendo el miedo al ridículo» ante la comunidad científica para proclamar que los extraterrestres están ya aquí. Menciona la Madonna del Ufo como una prueba. En ese cuadro aparece una nave radiante que puede ser igual un barco de madera que un pez acompañada de algunas medusas volantes. Aviso de que en muchas de las bóvedas de las iglesias de Roma aparecen personas flotando en el aire, por si le resulta útil.

Amenazas.- Para esta periodista el Calentamiento Global y las epidemias de ébola son acciones arteras para que tengamos miedo y le divierte que haya gente que rechace las vacunas para sus hijos, como expresión de mentalidades valientes que no aceptan lo convencional. No se queda ahí, sino que afirma que la ecología es, premeditadamente, resultado de un diseño para crear una nueva religión.

Kennedy y Trump.- Estos dos presidentes no fueron del club Bilderberg, por lo que tiene enfrente su animosidad. El primero ¡qué casualidad! fue eliminado físicamente y el segundo es atacado continuamente. Trump, ese estrafalario y peligroso dirigente mundial, que dirige el país como lo hacía con sus negocios inmobiliarios, le parece un rebelde que resulta una piedra en el zapato para los pretenciosos bilderbergs. Pide al club de Bilderberg que respete en «sus» medios de prensa al presidente, al tiempo que denuncia la estafa que fue Obama.

Ideología de Género y familia.- Estas posiciones le parecen parte de la estrategia de engaño a través del lenguaje. El feminismo ataca a la «esencia de la mujer», cuya misión es la defensa de la vida. Freud se equivocó. La horda no quería matar al padre, sino a la madre. Rockefeller empezó con la planificación para fomentar el aborto con objeto de frenar el crecimiento en África. Política que se vuelve contra los promotores cuando comprobamos que el aborto se ha instalado en Occidente en vez de en el desgraciado continente africano.

Ser Bilderberg.- Si vas una vez a una de estas reuniones ya eres un robot que seguirá las instrucciones recibidas. Todavía estará Soraya Sáenz de Santamaría pensando si le mereció la pena ir para acabar derrotada por Pablo Casado.

El 15M.- Como pueden imaginar, este movimiento, resultado de la indignación por la crisis, no fue espontáneo, pues, estuvo empujado por Bilderberg como laboratorio del impacto social de la revolución.

La desclasificación de documentos secretos.- Cristina Martín alardea de utilizar documentos desclasificados de la CIA. Se queja de que en España esto no es posible, con lo que se nos oculta la verdad. Francamente cuando se desvelan este tipo de memorias de espías, diplomáticos y políticos lo que se experimenta es una profunda vergüenza al comprobar lo limitado, trivial y erróneo de sus reflexiones. Las elites se reúnen para hacer negocio, ¡pues claro! como las grandes empresas de reúnen (a veces) para pactar ilegalmente precios o, cuando caen en la paranoia, contratan espías para que espíen a la competencia. Todo eso es sabido. Que estas reuniones son secretas, ¡pues claro!, sobre todo si son acciones ilegales los que se pactan o se juega a ser el amo del mundo.

El final del club Bilderberg.- Los libros de Cristina Martín han herido de muerte a esta reunión. Gracias Cristina por protegernos de los ataques secretos que provienen de este grupo que, reuniendo a los más poderosos, actuales o potenciales, va de fracaso en fracaso.

La prensa.- Los medios de comunicación están manipulados. Sólo los periodistas «vocacionales» dicen la verdad. Toda la prensa está preparando la tercera guerra mundial, como ha corroborado el Papa Francisco. Los famosos son contratados para expandir los mensajes que consiguen que los ciudadanos amen al enemigo y odien al amigo. Es decir que se ame al opresor… ¡Estamos perdidos! El que es dueño de un periódico impone una línea editorial conforme a su ideología. ¡Asombroso!.

Cualquier ciudadano formado (y eso está a disposición de cualquiera en la sociedad actual), que no se conforme con explicaciones superficiales sabe todo esto y, si se queda con una línea editorial concreta, es porque confirma sus suposiciones o porque renuncia a utilizar su capacidad de equilibrio cognitivo atendiendo a las razones de unos y otros. Pero, hasta Cristina Martín sabe, «como doctora en comunicación», que esto no puede ser de otra manera porque, si ella tuviera un periódico, haría exactamente lo mismo y que sus lectores, si no han bajado la guardia completamente, le exigirán pruebas de sus afirmaciones o estarían felices en su atmósfera de sospecha de todo lo que se mueve. Sospechas que podría extender, hasta neutralizarse así misma, al suponer que la aparición de enemigos de los Bilderbergs es consecuencia de otra conspiración cuyo núcleo fuera Moscú o Pekín. Quiero decir que los conspiradores de un lado y otro no son la cuestión. La cuestión es encontrar criterios para identificar las mentiras y las verdades en cada uno de los dos bandos en que los seres humanos tenemos la tendencia de dividir a la realidad. En todo caso encuentro irresponsable poner en duda con la misma estrategia disolvente los logros de la ciencia, ya sea en relación con el clima o con la vacunación.

FINAL

Cuando dos personas se reúnen con el fin de planificar una acción no están conspirando. Cuando cien personas con poder se reúnen para cambiar impresiones y, en su caso, influir sobre las estrategias y decisiones en el mundo no son conspiradores, sino ingenuos que creen que realmente pueden cambiar el mundo. Que los futuros dirigentes de los países hayan sido invitados a Bilderberg es interpretado por Cristina Martín como que, si reciben el visto bueno, son llevados al poder por sus compañeros de logia para que devuelvan el favor a sus mentores. Pero también podría ser que al Club sólo se invita a quienes destacan en cada país, con los que se aseguran que alguno acabe llegando a la cumbre política. Es decir, como ocurre con la lotería, te toca segura si compra todos los billetes. En todo caso, encuentro razonable que el Club Bilderberg mantenga el secreto, pues, si pudiéramos leer sus actas, nos moverían a la risa.

En fin, Cristina Martín está ya agotando el filón Bilderberg y se pasa al Universo, mientras enfatiza sus estudios de arqueología cósmica «descubriendo» el estudio de la historia para fundar el conocimiento actual. De esos estudios deduce que la superstición es la clave. Su propósito es desvelarnos la verdad y se impone como misión ante sus conciudadanos decirnos que: 1) el mundo está en manos de mentirosos que nos ocultan sus manejos y 2) estamos rodeados de aliens. Recomienda, sin pudor, a lo que quieran saber la verdad que lean sus libros porque así expandirán su alma despertando a una vida en la que el miedo habrá desaparecido. En fin…

La gente tenemos necesidad de contar con explicaciones para nuestras inquietudes, por eso estamos dispuestos a aceptar con facilidad teorías globales (que todo lo explican), siempre que esas explicaciones sean fáciles de comprender y su contenido responda a nuestras propias intuiciones. Por eso, ni Bilderberg, ni Russia Today; ni el Fondo Monetario Internacional ni Fox, lo que se necesitan son ciudadanos formados críticamente y capaces de identificar y rechazar ideas en su mente que no provengan de un razonamiento riguroso basado en argumentos y pruebas, sino de sus emociones más oscuras. Estudio, estudio, estudio y autoconocimiento… es la fórmula para la salud mental.

2 respuestas a “Teorías de la conspiración y salud mental.

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