… viene de X

Este capítulo es la parte de libro  dedicada la regionalismo, es decir nada menos que a Utzon, Siza, Barragán, Ando, Pikionis… Dejó dicho Paul Riqueur en 1961:

«El fenómeno de la universalización, aún siendo un adelanto de la humanidad, constituye al mismo tiempo una suerte de sutil destrucción, no sólo de de las culturas tradicionales,… sino también de lo que llamaré de momento el núcleo creativo de las grandes civilizaciones y la gran cultura, ese núcleo sobre cuyo fundamento interpretamos la vida, y al que llamaré por anticipado el núcleo ético y mítico de la humanidad… En todos los lugares del mundo se encuentra uno la misma película mala, las mismas máquinas tragaperras, las mismas atrocidades de plástico o aluminio, las mismas tergiversación del lenguaje mediante la propaganda… Esta es la paradoja: cómo hacerse modernos y volver a los orígenes; cómo revivir una vieja civilización aletargada y participar en la civilización universal… Nadie puede decir qué será de nuestra civilización cuando haya conocido civilizaciones diferentes por medios distintos al impacto de la conquista y la dominación. Pero hemos de admitir que este encuentro aún no ha tenido lugar en un plano de auténtico diálogo. Esa es la razón por la que estamos en una especie de paréntesis o interregno en el que ya no podemos practicar el dogmatismo de una verdad única y en el que ya no somos capaces de conquistar el escepticismo en el que nos hemos instalado. Estamos en un túnel, en el crepúsculo del dogmatismo y en los albores de un auténtico diálogo.

La conquista de la autonomía cultural corre pareja o, en todo caso, antecede a la autonomía política. Es un fenómeno cíclico que surge allí donde otros problemas no aquejan a las sociedades, aunque los militantes de esta autonomía vean debilidad en el marco que los acoge, encuentran el momento de la lucha eterna por la libertad, auténtica o impostada. La arquitectura no es ajena a esa necesidad de reflejar la idiosincrasia de una cultura con rasgos bien definidos. A veces, el esfuerzo no es realmente premiado, porque el resultado es poner en piedra lo que ya estaba en piel o madera.

Un ejemplo de asimilación y reinterpretación de lo autóctono es el danés Jorn Utzon, especialmente en la iglesia que proyectó en Bagsvaerd, cerca de Copenhague en 1976. Muros prefabricados y bóvedas in situ de hormigón se articulan para expresar unos valores claros. Los muros expresan la uniformidad de lo universal y las bóvedas son la marca de lo especial para un lugar concreto. Los muros son baratos, industriales y occidentales; las bóvedas son caras, «manuales» y orientales. Ambos expresan lo sagrado a través del recogimiento de los muros y la elevación progresiva de las bóvedas.

Frampton Utzon
Iglesia en Bagsvaert. Jorn Utzon. 1976

Frampton se detiene en este apartado en el pujante movimiento nacionalista catalán y su expresión en la obra de José Antonio Coderch, el fino arquitecto catalán que mejor representó el movimiento capitaneado por Oriol Bohigas con el grupo R. Un grupo que se movía entre los planteamientos del GATEPAC, alineados con el Movimiento Moderno, y la necesidad de expresar la arquitectura para mantenerla cerca del pueblo. Desde el punto de vista constructivo se reivindicaba el ladrillo como material tradicional de la construcción catalana; de otra parte, la influencia del neoplasticismo de Bruno Zevi, inspirado, a su vez, en Piet Mondrian. También tuvo su presencia la obra del arquitecto Ignacio Gardella y el uso de las persianas tradicionales, sin olvidar la influencia del neobrutalismo británico. Coderch encontró en su Casa para Pescadores de 1951 un estilo mediterráneo y la modernidad inspirada en la Casa Borsalino de Gardella. Un logro al que aspiró al primer Bofill en sus apartamentos de la calle Nicaragua de Barcelona. Frampton no deja pasar la ocasión de criticar de nuevo al Bofill maduro en su arquitectura escenográfica hasta la caricatura.

Frampton Cordech
Casa para Pescadores. José Antonio Cordech. Barcelona. 1951

La mención al Bofill disparatado le permite a Frampton enlazar con su opuesto el portugués Álvaro Siza, un arquitecto alejado de la fotogenia. Dice el propio Siza:

«La mayoría de mis obras no se publicaron nunca; algunas de las cosas que hice sólo se llevaron a cabo en parte, otras se modificaron profundamente o se destruyeron. Era de esperar. Una formulación arquitectónica cuyo propósito es calar hondo… una formulación que pretende ser algo más que una materialización pasiva, se resiste a reducir esa misma realidad y analiza todos sus aspectos, uno por uno: esa formulación no puede encontrar apoyo en una imagen fija, no puede seguir una evolución lineal… Cada diseño debe captar, con el máximo rigor, un momento preciso de la imagen palpitante, con todos sus matices, y cuanto mejor se reconozca su condición palpitante de la realidad, más claro será el diseño…

Siza toma a Aalto como punto de partida, por lo que sus edificios se basan en la configuración topográfica específica y en la lectura menuda del tejido local. Su obra responde a la orografía, paisaje urbano, marítimo y campestre de Oporto, con el añadido de su respeto por los materiales locales, la artesanía y la luz del lugar. Como en el ayuntamiento de Saynatsalo de Aalto, los edificios de Siza resposan elegantes en el lugar que les ha tocado. Su planteamiento es táctil y tectónico.

Frampton Siza
Casa Beires. Alvaro Siza. 1977

En la misma atmósfera sútil y detallista sitúa Frampton al austríaco Raimund Abraham y al Mexicano Luís Barragán, quien se dejó influir por la admirada arquitectura islámica, lo que lo convence de que el antídoto del fárrago exterior es el jardín cerrado, el Hortus Conclusus. 

Frampton Barragán

El regionalismo en Estados Unidos tropezaba con la muy extendida individualidad de las propuestas y la ausencia de espíritu crítico. Quizá lo encontremos en las casas de Andrew Batey y Mark Mack en el Napa Valley de California.

Frampton Batey
Casa en el Valle de Napa. Andrew Batey
Frampton Mack
Mark Mack

Frampton encuentra natural que arquitectos de naciones donde aún estaban preservados los restos bien cuidados de las ciudades-estado del medievo y el renacimiento, contribuyeran a la cultura de sus ciudades natales. Entre ello destaca a Ernst Gisel en Zurich, Jorn Utzon en Copenhagen, Vittorio Gregotti en Milán, Sverre Fehn en Oslo, en Atenas y Carlo Scarpa en Venecia.

Frampton Gisel
Chuch Effreticon (Suiza). Ernst Gisel. 1961
Frampton Utzon 2
Maqueta. Iglesia en Bagsvaert. Jorn Utzon. 1976
Frampton Gregotti
Iglesia de Menfi (Pádova). Vittorio Gregotti. 1986
Frampton Fehn
Museo de los glaciares. Songdal (Noruega). Sverre Fehn. 1991
Frampton Konstantinidis
Motel Xenia. Kalambaka (Grecia). Aris Konstatinidis. 1960

 

Frampton Scarpa
Museo de Castelvecchio (Verona). Carlo Scarpa. 1974

Frampton considera a la localidad suiza de Ticino la sede de la resistencia al movimiento moderno, al tiempo que se garantizaba la penetración de nuevas ideas por la estructura confederada de los cantones. Pero el clima y su compleja estructura lingüística siempre da como resultado construcciones densa y llenas de poesía. El origen se encuentra en el neorracionalismo italiano y la obra de Alberto Sartoris y Rino Tami.

Frampton Sartoris
Casa Morand-Pateur. Saillon. Alberto Sartoris. 1935

Sartoris consideraba que:

«La arquitectura rural, con sus rasgos esencialmente regionales, encaja perfectamente con el racionalismo actual. De hecho, encarna prácticamente todos esos criterios funcionales en los que se basan esencialmente los métodos constructivos modernos».

Tami en silencia construía:

Frampton Tami
Biblioteca Cantonal. Lugano (Suiza). Carlo Tami. 1940

Mario Botta encarna la convergencia que la cultura provincial consigue potencialmente entre la capacidad crítica y artística y la reinterpretación de las influencias externas. Trabajó episódicamente con Kahn y Le Corbusier en obras para Venecia. Desarrolló una amplia capacidad de combinar el neo-racionalismo y la creatividad artesanal que aprendió de Scarpa. En su casa de Riva reencarna a las torres rurales tradicionales.

Frampton Botta
Casa en Riva San Vitale. Mario Botta. 1973

La pérdida de la ciudad histórica, en opinión de Botta, sólo puede compensarse con ciudades en miniatura. Por eso la escuela que construyó en Morbio Inferiore se interpreta como un microcosmos urbano.

Frampton Botta 2
Escuela Secundaria Morbio Inferiore. Mario Botta. 1977
Casa "Pijama" a Ligornetto (arch. Mario Botta 1975-76)
Casa en Ligornetto (Italia). Mario Botta. 1975

El regionalismo en Japón está representado por Tadao Ando, que no por casualidad vive en Osaka, en vez de en Tokio. Para este arquitecto existe una tensión palpable entre la modernización universal y la idiosincrasia de la cultura enraizada:

«… pero me parece difícil tratar de expresar las sensibilidades, las costumbres, la conciencia estética, la cultura distintiva y las tradiciones sociales de un determinada raza por medio del vocabulario abierto e internacionalista del Movimiento Moderno.»

Esta tensión la resolvió aplicando principios del Movimiento Moderno a ámbitos individuales cerrados. Aquí «cerrado» es tomado en el sentido literal, pues cierra los ámbitos privados como lo hacía Barragán. Utiliza el muro de hormigón por su virtud de volverse abstractos ante la luz.

Frampton Ando
Casa Koshino. Osaka. Tadao Ando. 1981

En Grecia el regionalismo historicista, en su versión neoclásica, surge de un intento de crear una élite urbana. Entre los arquitectos griegos, además del mencionado Konstantinidis, destaca Dimitri Pikionis que despoja su obra de todo exhibicionismo tecnológico y toda presunción compositiva, un objeto desmaterializado de «lugares hechos para la ocasión«. En 1957 diseñó un parque para la colina de Filopapo. Un paisaje arcaico que facilita la contemplación personal e íntima, una pequeña reunión o una basta asamblea. Y lo hace, en palabras de Tzonis y Lefaivre con «un frío método empírico» con el que consigue tejer una «extraordinaria trenza de nichos, pasadizos y situaciones«.

Frampton Pikionis
Senderos de la Acrópolis. Colina Filopapo. Dimitris Pikionis. 1957

Para Frampton, el regionalismo «no es tanto un estilo como una categoría crítica orientada hacia ciertos rasgos comunes«.  Estos rasgos son:

  • Una práctica marginal, crítica con la modernización, pero que no quiere abandonar los aspectos emancipadores y progresistas del legado arquitectónico moderno.
  • Una expresión arquitectónica conscientemente limitada que pone el acento, no tanto en el edificio aislado, como en el territorio. Una forma de lugar que significa que el arquitecto debe reconocer la frontera física de su trabajo como una especie de límite temporal, punto en el que se detiene el acto de construir.
  • Ser partidario de la arquitectura como hecho tectónico, más que a una escenografía variopinta.
  • Ser regional en la medida que resalta factores específicos del lugar en el que se interviene.
  • Hacer hincapié en lo táctil tanto como en lo visual.
  • Rechazar la simulación sentimental de la tradición vernácula local, pero insertar elementos vernáculos reinterpretados como episodios disyuntivos dentro de la totalidad.
  • Florecer en los intersticios culturales que son capaces de escapar del empuje de la civilización universal.

Sigue en XII…

 

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