El sábado día 1 de octubre de 2016, como todos los años, es el cumpleaños de mi hijo, pero además era mi primer día de jubilado jubiloso. ¿Todo eso qué importancia tiene si fue el sábado de los sábados del PSOE?. Dado que estaba en Madrid me acerqué a ver esa fisura que se establece entre la realidad palpable y su mitificación instantánea por los medios periodísticos y redes sociales. A la que hay que añadir, además, la mitificación del paso del tiempo cuando se comprueba el efecto que produce sobre acontecimientos posteriores y se disipan los rasgos más banales.
Una vez allí, calle Ferraz 70, pude comprobar que el espectáculo no estaba en el escenario iluminado por los focos, sino entre bastidores, donde las estructuras que soportan los decorados son visibles. Un mar de cámaras, trípodes, periodistas ya cansados, escaleras de mano para mejor filmar, pancartas, cabreados de verdad, cabreados de mentira, alarmas, falsas alarmas, insultos, empujones, policías macizos (en opinión de un joven próximo), políticos de segunda desafiantes, políticos de tercera asustados y una puerta estrecha. ¡Qué estrecha es la puerta de la gloria o el infierno!. ¡Qué estrecha es la puerta de la abstención!
Entre los presentes sin pancarta o cámara al hombro dos caras conocidas: Gonzo y Pablo Simón. Había más caras conocidas, pero para otros. Gonzo llevaba un extraño casco y fue muy celebrado por sus colegas. Pablo Simón reaccionó simpáticamente a mi gesto de hacerle una foto de fetichista. Esto me permitió entablar una breve conversación con él que pronto se convirtió en una encuesta con muestra igual a uno. Quería saber si votaría al PSOE en caso de que se abstuviera en la votación a MRB. Dió por supuesto que, estando allí un sábado en el día del cumpleaños de mi hijo y primer día de mi jubilación, era simpatizantes u odiante del partido propietario del inmueble donde nació el Pablo Iglesias linotipista. Me puse en el papel y seguí la lógica de la entrevista. Cuando se publiquen los resultados de la encuesta los conocerá el lector tras pasar por «la cocina».
De vez en cuando me asomaba a Internet donde había más información sobre lo que estaba pasando que en la misma sala donde estuviera pasando. Todo gracias a que cualquier individuo presente en un evento activa su teléfono y se pone a grabar todo lo que está a su alcance «confidencialmente». ¿Y qué estaba pasando? que un partido político no las ha visto venir como organización desde que el 10 de mayo de 2010 unas llamadas de teléfono a ZP cambiaron el rumbo de su historia. Todo lo ocurrido después debería haber forzado un relato para el que ahora parece tarde. Ojalá que no, pues lo que representa es un factor de equilibrio entre el ser y deber ser en este paìs.
¿Qué relato? aquel en el que se combine la verdad teórica y lo hechos correspondientes sobre la necesidad de que el modelo productivo cambie dramáticamente para conciliar cuatro objetivos: 1) erradicar la desigualdad sin matar el mérito; 2) conservar el planeta sin matar el comercio 3) permitir la emigración sin matar la cultura propia, 4) promover la investigación tecnológica sin matar la investigación humanística y 5) conseguir todo eso sin matar la democracia. Objetivos muy lejos de simplemente distribuir los beneficios del capitalismo en un marco parlamentario. Una ingenuidad, pues el capitalismo se merienda en un abrir y cerrar de billetera un parlamento entero. Se requiere un tipo de liderazgo que sea capaz de 1) dominar el espacio público de forma seductora, 2) creer en la importancia creciente de la participación ciudadana en las decisiones, 3) convencer de que el comportamiento ético es económicamente rentable para la sociedad, 4) decir la verdad y 5) saber cesar y dimitir. Repito: se necesita una izquierda sensata renovada que tiene que ser capaz de acercar el relato teórico a los comportamientos. Y no vamos a inventar una. Esta inventada si en espíritu pasa a ser el Partido Social y Orientador que muchos Esperan. A la izquierda la mata parecer de derechas.
BLAGH 