Sacarse la espina(r)


espinarEntre los muchos espectáculos feos que hoy nos ofrecen las televisiones y emisoras de radio, quizá el menos ejemplar sea el de las excusas que los políticos dan cuando les pillan. Desde el «duermo con la conciencia tranquila» de Gabriel Urralburu en 1994 hasta «es legal» de Vicente Martínez Pujalte hemos tenido toda la gama de excusas de mal pagador cuando se ha reclamado explicaciones a un político. Por cierto que la frase de Urralburu dejó para siempre a la conciencia al final de la cola de los testigos fiables de los comportamientos sin vergüenza. Pues bien ayer (2 de octubre) salta a las portadas la operación del senador de Podemos Ramón Espinar cuando era joven. Ahora ya no es joven aunque tenga 30 años. Porque no ha pasado la prueba de dar explicaciones ante un empujón de la prensa. Empujón interesado, pero eso no tiene ninguna importancia, pues la sociedad española no puede caer más veces en la falacia Ad hominen. Esta falacia consiste en neutralizar un argumento, no con otro argumento, sino desacreditando a quien lo aporta. Cuando no se trata de un argumento, sino de una información, toma la forma de «matar al mensajero». Por supuesto que quien acusa tiene intereses, pero lamentarse de ello es de una candidez sin parangón, pero pretender, además, que quién lo escuche no pregunte más porque ¡claro! lo ha divulgado este o aquel perverso medio de comunicación ralla en la tontería. Cuando a uno lo llevan a la picota la única respuesta de un político honrado es la verdad. En este caso, Ramón Espinar debería haber dicho «En efecto, hace ocho años, yo era un chaval sin ideales revolucionarios y me pareció muy bien conseguir con la ayuda de mi padre 20.000 euros. Ni se me pasó por la cabeza poner objeciones éticas a lo que me daba la oportunidad de vivir más cómodo». «Tampoco me pareció un problema que, siendo viviendas sociales, una familia con pocos recursos pague 20.000 euros más». «Lo siento, pido perdón y le devuelvo a la familia el dinero».

Pues no, no ha optado por la verdad, sino por «es un asunto antiguo», «yo era un crío», «El País quiere evitar que sea el secretario de Podemos en Madrid». Una pena, pero esto no debe utilizarse para que deje de haber voces que denuncien la poca vergüenza a todas las escalas, pero para ello Podemos debería sacarse esta espina(r). Si no, se hace cómplice de la confusión adoptando la actitud tribal que denuncia en todos los demás.

 

 

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