Despeñaderos y laderas


Hay dos formas de destruirse y el PSOE está utilizando las dos: la tipo despeñadero y la tipo ladera.  Un ejemplo de la primera es protagonizando grandes escándalos como el del 1 de octubre de 2016 y un ejemplo de la segunda es el apoyo a la candidatura de Fernández a la presidencia de la Comisión de Exteriores de nuestro Parlamento. El gran escándalo produce caídas verticales y las pequeñas muestras de debilidad y confusión producen una caída gradual que con el tiempo puede llegar bastante más abajo. Grandes escándalos no han faltado en la historia reciente de este partido: así, Filesa y GAL con apoyo vergonzoso a condenados por la justicia en la mismísima puerta de la cárcel. Tampoco estuvo nada mal la entrega con armas y bagajes de Rodríguez a la «austeridad para los muchos» aquel ominoso mayo de 2010 «costara lo que costara, le costara lo que le costara». Aún recuerdo mi sorpresa por aquella rendición revestida de entrega personal a una causa tan errónea. Pero hay acciones tipo ladera que llevan después a despeñarse cuando el suelo minado poco a poco se hunde bruscamente. Un caso manifiesto fue la incapacidad, primero, para hacer aterrizar suavemente la burbuja inmobiliaria y, después, para afrontar las consecuencias. Empezando por la lunática actitud de negar lo que estaba sucediendo.

Estas lecciones de historia política no han servido para nada porque el descrédito ha producido el gran fiasco para la izquierda que ha supuesto que, tras cuatro años de gobierno del PP apretando las tuercas hasta el punto de rozar la revuelta social, la derecha saque 11 millones de votos, que contando con las derechas nacionalistas suponen 1,5 millones más de los conseguidos por la izquierda. Pero añádase que a esta derrota se suma la división cainita entre PSOE y Podemos en una operación de neutralización mutua que anula la propia división de la derecha entre PP y Ciudadanos. Pues de derrota en derrota, política y ética el PSOE se desliza por la ladera camino del despeñadero. Y lo hace perseverando para hundirse con la cabeza bien alta.

Y las grandes cuestiones esperando a que sus señorías se distribuyan las sillas: veamos algunas que permitirán saber si el PSOE le ha tomado el gusto a la derrota y quiere apurar el cáliz u ofrece alguna salida a los desafíos de nuestra sociedad:

  1. Afianzamiento de las tres grandes bases de la paz social: Sanidad, Educación y Pensiones.
  2. Explotación del talento nacional en las ciencias, tecnologías y las artes
  3. Acabar con el esperpento de las sanciones a las Energías Renovables
  4. Reforma fiscal con persecución diligente de defraudadores para la financiación

Nuestro país puede tener una regresión grave si no afronta rápidamente un sistema de estímulo y aprovechamiento del talento de nuestros jóvenes. En la encuesta PISA ocupamos los últimos lugares mundiales (gráfico 1).

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Gráfico 1

Es llamativo el mal papel de los países meridionales en el marco internacional y el mal papel de las regiones del sur en el marco nacional en lectura y matemáticas (Gráfico 2 y 3). El país con mejores resultados es Corea del Sur. Un reciente vídeo de la BBC (http://www.bbc.com/news/education-24446608) lo explica en base a la ética del trabajo de los estudiantes, que consideran su deber evitar gastos excesivos a sus familias. Una prueba más de la afirmación de Adela Cortina de que la ética es rentable.

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Gráfico 2
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Gráfico 3

Por otra parte, nuestro país será objeto de burla internacional si persiste en no aprovecha su índice de soleamiento para reducir la factura del petróleo. Una burla merecida porque, además, lo hace para preservar los intereses de grandes compañías que quieren decidir cuándo se abandona un recurso y cuándo se toma otro para la optimización de sus beneficios y amortización de instalaciones.

La paz social no es resultado de la acción de la policía, como sabe hasta la policía. Por eso, cuando la indignación sube de grado, se legisla para quitar a los jueces las sanciones por las manifestaciones y se lleva al terreno más doloroso de la multa individual que, obviamente inhibe al ciudadano que precisamente se manifiesta por su falta de recursos o servicios públicos. Esta es la versión perversa del uso de la inteligencia para evitar las molestas protestas. Pero ese recurso tiene un límite que es el de la degradación permanente y premeditada de las tres joyas de la corona social (Sanidad, Educación y Pensiones). España tiene un 25 % de población formada por menores de edad en fase de educación y otro 25 % de pensionistas y, obviamente, un 100 % de potenciales usuarios de la Sanidad. Sólo una ceguera política irreversible o una maldad insana podría explicar abandonar estos pilares de una sociedad civilizada. Para evitarlo se necesitan dirigentes que no estén en connivencia con los interesados en privatizar hasta la corona si diera beneficio. También se necesitan dirigentes que no hayan leído el libro de cabecera de Margaret Thatcher (The constitution of liberty). Un libro en el Hayek hipostasia la libertad a tal extremo que la convierte en un arma de destrucción masiva de la sociedad civilizada para instaurar un neomedievalismo con señores y siervos. Naturalmente no faltará en el esquema una religión que le dé forma metafísica al sistema y consuelo al sufrimiento moral de los perpetradores del sufrimiento físico de la gente.

Cualquiera de estos proyectos necesitará de fe en las propias fuerzas, visión de qué país queremos ser en el concierto internacional. ¿Vamos a permitir que los Farage, Trump o Le Pen empiecen a salir de nuestro propio subsuelo o vamos a cegar las salidas incorporando a nuestra ciudadanía a un proyecto común basado en la libertad, por supuesto, pero conciliada con la justicia y la igualdad?. O al menos combativo con la injusticia escandalosa y la desigualdad extrema.

El primer partido que quiera encarnar estos valores tendrá que empezar por inventar un nuevo lenguaje político. El actual está inservible porque la polisemia y las ambigüedades intrínsecas a cada acto de comunicación están siendo meticulosamente utilizadas para la mentira transparente. ¿Es el PSOE ese partido? si no lo es, que deje paso. Si prefiere seguir descendiendo está en el camino. Si no, que busque pronto entre los suyos quien encarne frescura y resolución para abordar estos grandes desafíos y dejen de enredar.  Por cierto los jóvenes de Podemos están, de momento al menos, pareciéndose más a sus hermanos mayores que a ese esperanzador movimiento de cambio inteligente que esperábamos algunos.  Véanse los casos, menores pero ilustrativos, de la deriva hacia la complacencia y la reacción tribal del caso Espinar. Naturalmente com no es posible quedarse en una repisa de la montaña, si no se quiere ni el despeñadero ni la ladera, pues a escalar hacia la cumbre. La sociedad espera.

 

 

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