«La robotización va a crear un escenario de generación de PIB sin trabajadores«, se dice por doquier. Nadie da respuesta a qué hacer con la gente en esa situación. Tal parece que iríamos a una situación distópica en la que:
- La renta que se acumula en determinadas manos financiarán la inversión necesaria para la total robotización de la producción.
- Los robots sustituirán a la participación humana en la producción material de alimento, vestido, salud, edificaciones, infraestructuras, transporte y formación.
- Los puestos de trabajos desaparecen dramáticamente, pues ni siquiera los robots serían producidos por humanos.
- La renta generada quedaría en las manos de los propietarios de los robots.
- No haría falta que la población sin renta comprara la producción porque sólo se produciría para los propietarios de los robots que constituyen unos 100 millones de personas.
Obviamente esto es un disparate y antes de que ocurriera se desempolvarán las guillotinas . La humanidad tendrá la sensatez de repartir con éste o aquel mecanismo la actividad y riqueza producida para disfrute de todos. Pero eso no impedirá que se pasen por períodos irracionales. Creo que la tecnología va a la velocidad adecuada para compensar el crecimiento de la población. Esto son los dos grandes factores de cambio en la vida práctica. Porque hay otros cambios, éstos en las mentes, que dependen del otro gran factor que es la educación. Y hoy en día, hay que entender por educación la suma de Escuela, Universidad, Medios de comunicación escrita y televisivos más las redes sociales. Información, ideas, prejuicios y malicia componen un complejo a modo de radiación sobre nuestras mentes para cuyo gobierno necesitamos heurísticos (reglas de pensamiento) claras y poderosas.
Es una pena que todo ese complejo Big Educator tenga como resultado tanta desinformación sobre lo que es importante. Sobre aquellos aspectos de la vida humana y nuestros entorno físico que son relevantes a la hora de tomar decisiones sobre nosotros y sobre quién han de estar al mando de nuestros gobiernos.
Mientras llega ese futuro robotizado hay que ir pensando en que su viabilidad debe basarse en un principio general: «no hay pan sin harina» o en términos más abstractos «no hay paz sin justicia». Los seres humanos debemos aprovechar las ventajas de la liberación de tareas rutinarias y alienantes para disfrutar de lo que es específicamente humano: las relaciones personales, la cultura y la creatividad sin dejar de controlar el conjunto del sistema que estamos creando. Para tal control es necesario que se instituyan paneles de información estandarizados y permanentemente actualizados sobre los grandes parámetros económicos y de prestación social incluyendo los grandes módulos de los presupuestos estatales y su ejecución con el objeto de alimentar el espíritu crítico y el buen gobierno.
Creo que las tareas del futuro que ocuparán en número creciente a la gente serán las siguientes:
- Científicos para mejorar el Big Robotic
- Técnicos al servicio de innovación y mantenimiento del Big Robotic para la producción de los componentes materiales de forma industrial o doméstica de la
- salud
- alimento
- vestido
- cobijo (vivienda, infraestructuras, transporte)
- educación y cultura.
- Técnicos para el mantenimiento del Gran Homo (Educadores, médicos, psicólogos, cuidadores…)
- Generadores de Sistemas de Gestión de la Optimización de Recursos (aplicaciones para que no haya casas vacías ni coches parados; aplicaciones para la reutilización de bienes…)
- Facilitadores de la vida (masajes, deporte, recados, coachs)
- Humanistas, profesores, creadores e intérpretes artísticos para que no perdamos la razón olvidando que la vida necesita un sentido en permanente discusión filosófica.
- Si queda renta nos podemos permitir algunos políticos… pocos, pero buenos. Es decir gente para el ejercicio temporal de la política permanentemente reciclados Y escogidos entre los más capaces de los ciudadanos para gestionar el bien común.
Es evidente que 1 y 2 (fase (H)ard) deben producir todo lo necesario para 3, 4, 5, 6 y 7 (fase (S)oft). Si hasta ahora la renta ha fluido desde los que se ocupan de la fase H a la fase S, al disminuir el número de empleos en H, algunos pueden pensar que los de la fase S son unos parásitos. Un tipo de pensamiento típico del verdadero parásito. Pensamiento que suele tener en compañía de otros como él mientras empujan la bola en el green. Pero no, una vez reducida la necesidad de producción primaria no hay que deprimirse y, mucho menos, dejar en la estacada a la gente por falta de inteligencia colectiva. Lo que hay que hacer es alegrarse de que los robots se ocupen de las tareas más duras para ser capaces de que su aportación se convierta en riqueza y, ésta, faltaría más, se distribuya generando actividades social e individualmente atractiva. Con la ventaja adicional que serán tan pocos los que se ocupen de la fase H y además tan inteligentes que serán pocos los que piensen que la inmensa mayoría (los de la fase S) son unos vagos parásitos. El sistema de distribución exigirá que lo servido en la fase S tenga calidad e interés para generar su correspondiente mercado entre los H y los S.
Habrá que pensar cómo hacer la transición de las personas hacía estos empleos. No deben quedar bolsas de ciudadanos sin empleo debido a la flexibilidad del punto 5, que hará de comodín. En todo caso, siempre deberá ser posible una renta básica de mantenimiento de la dignidad personal que, como es lógico pensar vuelve, en el ciclo mensual, al flujo dinerario al ser utilizada de forma inevitable en el mantenimiento vital de las personas. Por otra parte, es claro que las universidades tendrán que hacer un gran esfuerzo para agilizar la generación de sus programas formativos y flexibilizar su aplicación o desaparecerán en el vértigo de la formación telemática y la internacionalización de las relaciones intelectuales. Desde ese punto de vista de la armonía personal es imprescindible que las universidades tecnológicas tengan estudios humanísticos obligatorios incrustados y que las universidades humanística lleven igualmente insertos estudios tecnológicos obligatorios. Obviamente en extensión y grado de detalle proporcional al propósito.
Todos los componentes de las categorías de trabajadores mencionadas serán estimulados a consumir parte de su tiempo en mantener optimizada la eficiencia del sistema productivo mediante una fluida e inteligente compra y contratación de productos y servicios. Todo ello con un sistema de control que evite la acumulación patológica de dinero o industria del lujo obsceno que absorban recursos financieros destinados a inversiones beneficiosas. Finalmente, es fundamental que salvo las personas muy creativas, la distribución de la renta esté asociada a tareas sistemáticas de intensidad proporcional a la capacidad productiva del sistema.
En fin, que vengas lo robots, que sabremos qué hacer con ellos para la vida buena.