Mientras leo e interpreto emerge la idea de la complicada labor de mantenimiento de algo que podamos llamar corpus cultural e ideológico, teniendo en cuenta que cada 25 años una nueva oleada de seres humano llega para quedarse unos 75 años y otra se va después de haber contribuido con sus trabajo e inteligencia a mantener todo el edificio de la ciencia, la tecnología, el arte, la cultura y las costumbres destruyendo lo viejo, recreando lo valioso y creando lo necesario. Una tarea titánica a la que le añadimos la pimienta de la disputa por ver quien ejerce el poder para decidir cómo vivir y quién retiene más riqueza para disfrutar más en esos años pasajeros. Pero sobre todas las conclusiones que se pueden extraer de ese extraordinario fenómeno, hay una especialmente potente y reveladora: la decisiva importancia del conocimientos o, lo que es lo mismo, de los conceptos y las teorías en que se articulan, para transformar la naturaleza y conformarla de acuerdo a los intereses de los seres humanos. Si el espiritualismo parece oscurecer la materia hasta hacerla desaparecer metafísicamente, el materialismo ramplón parece rechazar al espíritu como una capa imaginaria sobre la realidad tangible. Pero, una vez que la materia se disuelve en partículas y subpartículas, y el espíritu habita la tierra porque ya no tiene un cielo ni como promesa, hay que dar la razón a Hegel en su concepción dinámica de la realidad, sea en formato de triada o mera selección natural de ideas, pues, se llegue o no a una parusía espiritual absoluta, en el camino lo que hay es una transformación casi total de la materia hasta llegar a ser humo estadístico, en vez del sólido tangible e indeformable que era antes de que fuera penetrada por la inteligencia. El espíritu lo ocupa todo o aspira a hacerlo y se quedará consigo mismo, antes o después, cuando deje de estar distraído con la transformación de la naturaleza que se encontró en otra cosa. Y, entonces, él mismo será su único objeto de interés divertido.

Pero, en el camino, que no garantiza la meta, hay otro asunto que resolver, una vez que se ha comprobado que todos los utopistas de Moro a Fourier de Lenin a Zizek, no tienen nada que ofrecer para la acción redentora, pues, en cuanto se materializa ese pensamiento en instituciones, todo falla y se reproducen y aumentan los defectos estructurales del ser humano: lucha por el poder, abusos y, antes o después, el terror, para contener la necesidad de libertad más primitiva y la ira por la torpeza en la gestión. Ante el fracaso manifiesto de las alternativas, parece que no queda más remedio que aceptar que el mercado es la forma más natural de conseguir, al menos en la fase pre-IA (Inteligencia Artificial), que el trabajo humano dé frutos y éstos puedan intercambiarse con eficacia. Y que sólo el control de las consecuencias de que una herramienta tan poderosa esté en manos de los más temerarios e insensibles de nuestros congéneres, puede humanizar a la despiadada máquina de producción que, cómo todos los artefactos, sirve tanto para el bien como para el mal. Por eso es sorprendente que todavía nominemos con nombres de situaciones relativas la una a la otra (izquierda-derecha) las posiciones que deberíamos llamar simplemente humanas o inhumanas, ya sea en el marco del capitalismo o del budismo.

Una de las grandes ventajas de los ciclos vitales es que los que llegan no están necesariamente comprometidos con las obsesiones de sus predecesores. Quizá, una de las cosas mas saludables que se pueden hacer es que las nuevas generaciones prescindan de las torpezas en los intentos de mejorar el mundo y de los argumentos de los que pretenden  disimular su abusos en nombre de la muy respetable libertad. Esa limpieza de pensamiento, que sólo la juventud puede traer al mundo, puede ir hacia la conservación de privilegios, hacia la destrucción desesperada o a mejorar la estructura social que heredan. Lo mejor que podemos hacer los que tenemos que bajarnos pronto de la condición de seres reales para ser, en el mejor de los casos, un recuerdo, es no estorbar ideológicamente a nuestros sucesores en la vida pero si depurar para ellos las reflexiones sobre el pasado.

Estas nuevas generaciones ven como los rectores de las anteriores guardan un secreto más grande que el relativo a quién son los reyes magos: la escasez de recursos que, unida al ritmo de vida impuesto, no deja margen para la mejora generalizada de la humanidad, por lo que han decidido lo de siempre, a la espera de un milagro tecnológico: huir para adelante acaparando. Para ello, consideran necesario empobrecer a las poblaciones crecientes con el propósito de alimentarlas, vestirlas y entretenerlas con el Low-Cost System gracias a la tecnología, mientras propician que se eduquen, curen y mantengan en la vejez sólo si contratan los servicios a entidades privadas. Hace tiempo que en determinados ambientes se saliva pensando en las fortunas que el Estado dedica a los servicios sociales, pues el beneficio para ellos sería doble, no será necesario pagar impuestos para estos servicios y, al tiempo, se obtendrían beneficios de clientes cautivos. ¿Hay alguien más cautivo que el enfermo, el anciano o el joven que quiera educarse?

Y LA POLÍTICA ¿QUÉ HACE?

Puesto que la política hace tiempo que se rige por el sistema democrático en el marco de la ley, ¿qué extraña paradoja es ésta por la que los más apoyan los gobiernos de los que defienden los intereses de los menos?. Pues se explica porque los partidos que se ofrecen teóricamente a defender los intereses de los más no tienen ni ideas, ni convicción para el papel de gestores del éxito del sistema capitalista que promueven sus adversarios. Sobre todo, después de fracasar con fórmulas globales alternativas. Además, pretenden imponer unos usos sociales provocadores que les crean todavía mucha antipatía en amplias capas sociales que, si son ilustradas a un cierto nivel, dan más importancia a la sensación de extrañamiento y no pertenencia a esa cultura, que al peligro que corren por el desinterés de los rivales políticos por su estado de precariedad. Actitud que seguirá por los menos hasta que tal estado de precariedad relativa no llegue a umbrales absolutos de desesperación. Y, si se trata de capas sociales que carecen de compromiso social, no votan y, en general, no atribuyen su situación a la gestión del gobierno, sino a su mala suerte.

El caso es que en España, desde 2008, éstos han sido los resultados electorales de las cuatro principales ofertas políticas:

Datos 1

Datos 2

Véase la gran estabilidad del voto a la derecha con el trasvase interno a favor del partido emergente, utilizando, desde hace unos años, la palanca de la corrupción. Ese partido emergente fue en su momento UPyD, antes de su colapso, y ahora Ciudadanos. Sin embargo, la izquierda tiene un electorado más voluble que, a menudo no transita de un partido de izquierdas a otro, sino hacia la abstención o el voto en blanco. Y, todo ello, a pesar de la emergencia de un partido nuevo con el viento en la popa del 15-M, la gran expresión de la indignación por la crisis de 2007 y por el cínico modo en que ha sido resuelta en el plano económico. La izquierda tuvo un desmayo en 2011 con el PSOE, percibido como traidor a sus postulados (aquel ominoso cambio de la constitución en una semana y de régimen económico en un día) y se anticipa otro para 2020, a tenor de la última encuesta de intención de voto. Un desmayo que se anuncia atribuible, al parecer, a la falta de tono del PSOE y la frustración con Podemos. Un desmayo que está dejando las manos libres a la derecha para aplicar su programa económico de máximos.

EL MERCADO POLÍTICO

La oferta de la derecha es, tradicionalmente, una buena gestión macroeconómica, defensa de los valores cristianos y patriotismo. Por su parte, la izquierda ofrece sospechas sobre su claridad de ideas para gestionar un modelo económico que no considera propio, ofrece renovar (para otros atacar) las tradiciones y muestra dudas electoralmente letales en relación con el patriotismo, cuando de desafíos separatistas se trata. Como se ha dicho, parece que la corrupción está moviendo la frontera interna de la derecha, pero la tibieza del PSOE se suma al desfondamiento de un Podemos que, perdido en fuegos de artificio, defrauda las expectativas de cambios sociales relevantes y el conjunto pierde votos. Cuando las dos facciones están equilibradas, como es el caso todavía, cada una trata de incorporar a su programa las partes de más éxito de la otra. Así la izquierda se muestra prudente en lo económico y la derecha acepta, aunque sea arrastrando los pies, las reformas sociales de la izquierda. Sin embargo, si la izquierda afloja, entonces la derecha vuelve a sus posiciones de partida y las endurece. Por eso la torpeza del PSOE, que lo llevó a ser asociado con los primeros mordiscos que dio la crisis de 2007 costándole el hundimiento en 2011 y haciendo posible que los que promovieron la burbuja que provocó el problema, hayan gestionado su resolución, lo que han hecho obviamente en el sentido que más les interesa, cargados de razones económicas por el tremendo déficit del Estado, las empresas y las familias (que triplica el PIB). Una salida en armonía con las de otros países que tienen claro que la incorporación de miles de millones de personas al trabajo y el consumo en Asia implicaba el abaratamiento de los sueldos en occidente para poder competir. No debe extrañar que este cambio estructural vaya acompañado de desigualdad, porque las élites que controlan la economía se cobran sus servicios y no están dispuestos a renunciar a su estándar de vida porque se deteriore el de la mayoría.

DATOS, SIEMPRE DATOS.

Los datos que proporciono a partir de ahora son ciertos, pero no sé si son toda la verdad, por la dificultad de ir de una web a otra para reunirlos y luego sintetizarlos. Si miramos la tabla que publica la Agencia Tributaria española para 2015:

CUOTA LÍQUIDA AUTONÓMICA 2015
Tabla 1.- CUOTA LÍQUIDA AUTONÓMICA. IRPF 2015. Fuente: Agencia Tributaria
CUOTA LÍQUIDA ESTATAL 2015
Tabla 2.- CUOTA LÍQUIDA ESTATAL IRPF 2015. Fuente: Agencia Tributaria

Podemos comprobar quién paga los impuestos directos: la clase media con el 85 % y la clase alta con el 15 %, a lo que hay que añadir el IVA que alcanza una cantidad absoluta semejante en torno a 65.000 millones de euros y que es proporcional a la capacidad de gasto, por lo que, aunque lo paga todo el que hace una compra, es presumible que sean estas clases las que lo sufragan en su gran mayoría. A esto hay que añadir los 18.000 millones de euros que pagan los trabajadores en las cotizaciones a la seguridad social, pues el resto, hasta unos 120.000 millones de euros, son pagados por las empresas.

Pero estos no son los únicos impuestos. En la tabla que sigue se proporciona el conjunto (son los años 2011 a 2015 de izquierda a derecha):

IMPUESTOS 2015
Tabla 3.- IMPUESTOS DEVENGADOS. Fuente: Agencia Tributaria. 2015

Con todos los impuestos se financia la sanidad: 70.000 millones, la educación: 40.000, el paro: 24.000 millones, los intereses de la deuda pública: 36.000 millones, etc. Las pensiones se financian directamente por la Seguridad Social.

Con la tabla 4 podemos conocer los grandes números. Se puede ver que el gasto, que representa a las ventas de las empresas, se lleva a cabo, obviamente, con la renta de particulares y las propias empresas. Es un cuadro muy ilustrativo del funcionamiento de un país excluyendo las exportaciones e importaciones. Hay una partida importante de 43.000 millones de renta del capital que, presumiblemente, estarán concentradas en los tenedores de capital, que parece lógico pensar que son las rentas de las clases altas.

PIB-RENTA-GASTO 2015
Tabla 4.- PIB-RENTA-GASTO (Millones de euros). Fuente: Agencia Tributaria
TOTAL INGRESOS 2015
Tabla 5.- TOTAL INGRESOS COMPUTABLES. 2015. Fuente Agencia Tributaria

Hay una diferencia entre los ingresos contabilizado por Hacienda (Tabla 5) y la renta bruta del trabajo (Tabla 4), que quizá se explique por los pensionistas que no tienen que hacer la declaración de la renta. Téngase en cuenta que la factura total de las pensiones está en 120.000 millones de euros y, según estimaciones, el 70 % de los pensionistas no tienen obligación de realizarla.

En la tabla 6 vemos un resumen comparado de ingresos y gastos confeccionada con los datos de la Agencia Tributaria de las tablas 1-2-5  Como se ha anticipado más arriba y redondeando los valores, la clase media, que representa al 60 % de los asalariados, recibe el 82 % de los ingresos y  paga el 85 % de los impuestos y la clase alta, que representa el 0,42 % de la población ingresa el 3,7 % y paga el 14,2 %. Por su parte la clase baja, que representa el 40 % de la población, recibe el 14,8 % de la renta y paga el 0,79 % de los impuestos. Son las clases extremas las que cruzan la relación entre sus ingresos y los impuestos aunque no de forma simétrica.

RESUMEN INGRESOS-GASTOS 2015
Tabla 6.- RESUMEN INGRESOS-IMPUESTOS. 2015. Fuente: elaboración propia a partir de las tablas 1-2-4

CONSECUENCIAS SOCIALES

Desde luego es una situación preocupante que el 40 % de la población trabajadora tenga ingresos por debajo de 1000 euros mensuales, pues la tendencia de la derecha a privatizar los servicios de sanidad, pensiones, educación, etc. dejaría prácticamente a la mitad de la población en una situación insoportable con el único y falaz argumento de que ese dinero al reducir los impuestos generaría «riqueza». Ya podemos imaginar como: con el bocado al presupuesto de estos servicios que supondría los beneficios de las empresas privadas y la bajada de calidad científica camuflada por los uniformes del personal y el brillo de suelos y paredes en los edificios. A lo que hay que añadir la irresponsable forma en que se transfieren esos activos, como ponen de manifiesto la gestión de autopistas o el cheque de las eléctricas. El resultado sería un doble beneficio para las clases altas en forma de menos impuestos y más oportunidades de inversión en empresas con cliente cautivos, por tratarse de servicios tan ineludibles como la salud, las pensiones y la educación. Piénsese que todo esto suma un 20 % del PIB del país.

CONSECUENCIAS POLÍTICAS

Con estos datos también podemos hacer algunas especulaciones sobre los acontecimientos políticos. Si aceptamos que hay una relación entre los ingresos y lo que se vota y que el que tiene trabajo vota o su abstención es compensada por el voto de lo parados, para alcanzar los 12 millones de votos, la derecha tiene que llegar, de más ingresos a menos, hasta el tramo entre 21.000 y 30.000 euros anuales (ver tabla 4) de ingresos, que alcanzan los 7 millones de personas y contando con que capte un buen porcentaje de los pensionistas que por no tener la obligación de hacer la declaración de la renta no figuran en esa tabla y que alcanzan los 6 millones de personal, a los que se les presume un talante conservador. Es este un indicador de hasta donde llega el conservadurismo económico y la influencia del tipo de valores que defiende la derecha. Por supuesto que hay trasvases entre los grupos organizados por tramos de rendimiento y que habrá gente con aún menos ingresos que vota por la oferta ideológica no económica de la derecha y gente con más ingresos que vote a partidos de izquierda por la misma razón. De lo que deduzco que la izquierda sólo tendrá hegemonía cuando iguale la apuesta ideológica y mantenga la ambigüedad en sus propuestas económicas antes de actuar con el poder del gobierno en la mano.

La derecha hace tiempo que vio el mantenimiento de su éxito en la aceptación del paquete ideológico de la izquierda (servicios sociales, brecha salarial de la mujer, matrimonio homosexual…) mientras mantenía su propuesta económica y los aspectos más transversales de su programa, como es el patriotismo y la penas duras para delitos odiosos. La izquierda, sin embargo, no remonta su reputación para la gestión económica y se empeña en la provocación cultural, con lo que se auto limita en sus posibilidades de éxito. Me parece obvio que sus oportunidades pasan por moderar sus gestos y aprender a tener éxito macroeconómico complementado por lo que debía ser su rasgo más característico, es decir, el éxito microeconómico, que es el que afecta a las personas. Así, reducir el desahucio abusivo aumentando la tolerancia para el pago de cuotas de hipotecas, establecer la dación en pago, obtener ingresos del fraude fiscal, así como aumentar los tipos impositivos para sostener la sanidad, las pensiones y la educación. A lo que se añade evitar la corrupción corporativa ejerciendo dureza extrema con sus perpetradores, cumplir los compromisos internacionales con los refugiados y, desde luego, impulsar un modelo productivo basado en el conocimiento y la energía renovable que evite que España sea un país subalterno arruinado por el pago de royalties a aquellos países en los que la investigación es la viga maestra de su desarrollo.

Naturalmente el que se asocien estos o aquellos comportamientos a la izquierda o la derecha se basa en los antecedentes y la presunción de que las cosas no van a cambiar mucho a medio plazo, pero lo ideal sería que sólo juzgáramos a los partidos políticos por sus acciones para establecer políticas humanas y no por sus apriorísticas posiciones. Todo sabemos lo que es la macroeconomía (por ejemplo los datos de la tabla 4 son de ese nivel), la microeconomía, sin embargo, está más velada (¿Cuántos y de qué naturaleza son los embargos?). La macro ideología se refiere a el marco dentro del cual se orientan nuestras decisiones mayores (religión o ateísmo, servicio social o caridad…). La micro ideología es el marco más restringido que nos orienta en el día a día (racismo o multiculturalismo, machismo o feminismo, homofobia o naturalidad…). Los cuatro tipo de marco requieren de buena información y la reflexión derivada que podemos y debemos hacer para posicionarnos como componentes de la sociedad. Dos son las herramientas: cuadros de datos normalizados y difusión de la lógica informal como ya se hace en algunos institutos enseñando a los jóvenes a efectuar debates racionales bien argumentados y expuestos. Sólo de esta forma se podrá salir de la doble trampa de la ideología tóxica y del pragmatismo explotador. Seguramente una sociedad bien informada sabrá decirles a los políticos qué hacer, pues los vemos desorientados.

POST DESIDERATA

Añado una idea que me es muy querida y que sería la confección de un cuadro de datos económicos y sociológicos agregados permanentemente actualizado sobre el activo y el pasivo nacional, público y privado, con el origen de uno y otros, además de publicar el presupuesto y la liquidación anual puntualmente. Siempre en un formato normalizado que permitiera a cualquier ciudadano interpretarlo de un año para otro. De este modo, se vería qué posibilidades reales de aplicación tendrían determinadas propuestas de los partidos y se vería el día a día de la gestión prometida. También debería incluir la distribución de la renta y los impuestos en función de los ingresos. Añadamos los datos sociológicos que hoy en día conocemos de forma fragmentaria y tendríamos el cuadro completo que fundara nuestras opiniones y posiciones para tomar decisiones racionales.

 

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