31 Ago 2012
La tierra para quien la trabaja, se decía en tiempos de revolución agraria. Ahora el grito de Hernández será: ¡el IVA para quien lo suda!. La subida del IVA ha dejado atónita a la población que ve como, una vez más, es ella la que tiene que soportar los errores de unos y los excesos de otros. Por eso, ya algunos anuncian el incremento de economía sumergida. Economía que surge de la convergencia de dos intereses lesionados con las actuales políticas. De una parte, el empresario pequeño, casi detallista y, de otra, el cliente empobrecido. Ambos conviene sin necesidad de palabras en que su decisión actúe como un anti Robin Hood distribuyendo lo que se quita a pobres diputados que lo pasan canutas para dárselo a la población. Millones de euros se van a quedar en los bolsillo de estos actores y dejarán de estar en manos del estado que quizá tenga que hacer un ERE con los diputados y asesores. Pero no, pensó Hernández, creo que lo que harán es deshacer lo que quede del prestigio de la administración pública y promover la desaparición de la función pública alentando el odio del pobre al pobre. Funcionarios a la calle sin indemnización. ¡fiuera vagos! se gritará desde las altavocías del liberalismo demente mientras se piensa ¡venga el negocio!. Paradojas de cualquier iniciativa.