La UPCT también


Sí, la Universidad Politécnica de Cartagena ha sido demasiado importante en mi vida como para que no tenga su sitio en este blog. Gracias a Juanjo Martínez y su tozudez entré en ella en septiembre de 2001 y una semana después estaba ya en el aula. Fui seducido inmediatamente por el escenario docente. Pero después vino el interés por colaborar con la gestión y, finalmente la participación en procesos creativos para la mejora de la institución. Un ser humano está completo cuando construye su individualidad construyendo, al tiempo, el espacio social. Primero, el inmediato y, después, el político. No hay sociedad posible sin instituciones, que no son otra cosa que la realización de ideas cooperativas que superan la finitud humana. Desgraciadamente a veces se observan comportamientos de miembros de la universidad que son el síntoma de una parálisis en el proceso de la maduración que, en palabras de Javier Gomá, llevan del estado estético al ético; de un mero retozar a la responsabilidad plena con la institución.

En la universidad he conocido personas inteligentes y sensibles. Compañeros con los que era un placer compartir unos minutos en torno a un café. Personas inteligentes por el nivel de excelencia alcanzado en su especialidad y sabias por el nivel alcanzado en su progreso moral. Si a eso se suma la potencia bibliográfica y tecnológica que la universidad pone a disposición de los profesores es difícil de entender que haya quien sostenga que «se trabaja mejor en casa«. Afortunadamente son pocos, pero a veces los pasillos y los despachos están demasiado vacíos, cuando no hay sitio mejor para el encuentro que esos espacios llenos de ecos de los esfuerzos por cumplir con la sagrada misión de encender para el conocimiento las mentes de nuestros alumnos.

En conjunto la UPCT es el resultado de un enorme esfuerzo de toda la Región por poner a disposición de sus jóvenes y de su futuro unos estudios para los que sólo hay tres universidades más. Bien que de un tamaño considerablemente mayor. Pero es de esperar que al tiempo que madura como institución, crezca el número de alumnos nacionales y extranjeros. Están todos los mimbres para ese cesto. Buenos profesores, extraordinarias instalaciones y claras estrategias para la apertura al mundo.

Especialmente he disfrutado trascendiendo las obligaciones para abrir espacios para las devociones. Quizá el que más me ha apasionado es el del desafiar la frialdad de la tecnología poniéndola ante su verdadera misión, que no es la mejora por la mejora, sino la mejora para resolver los problemas de la humanidad. Por eso me esforcé en crear espacios de reflexión crítica sobre el uso de la tecnología que con tanta eficacia se enseña en nuestra universidad por tantos y tan buenos profesores. El primer movimiento fueron los cursos sobre filosofía para la Arquitectura y la Ingeniería que culminaron con una Mesa Redonda con alumnos y profesores que se muestra a continuación:

También la entrevista al arquitecto Ignasi Paricio en el marco de la jornada para la Conferencia Inaugural del Curso en la ETSAE (Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificación:

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