05 Ene 2009
¿Cómo horrorizarse con los que ocurre en Gaza sin caer en el antisemitismo?. Pues con un sutil bisturí que separa la condición de raza, religión y nacionalidad. Barenboim es buen ejemplo de sutileza humana y compromiso activo. En Gaza está actuando lo peor de cada uno de los pueblos: el fanatismo y el cálculo político a su servicio y al revés. Con una diferencia: la ausencia de simetría en la fuerza poseída y utilizada. Los cohetes de Hamás más parecen un asunto policial, en el que Israel podría mostrar la potencia de sus servicios de inteligencia. Sin embargo movido por otros objetivos inalcanzables promueve el sufrimiento de inocentes ¿o todos los palestinos son culpables? aumentando la densidad de la algosfera (la capa del dolor) que alimentará el odio del futuro. ¿Cómo es posible que tanta gente se equivoque tanto en tan poco tiempo al tomar sus decisiones políticas y militares?. En el otro lado, ¿qué tipo de estupidez no catalogada es la que embarga a los dirigentes de Hamás?. Me recuerdan al juego de farol de Sadam Husein provocando sin respaldo real. ¿Qué locura es esta que espera que el sacrificio de los propios desacredite la locura de los otros?. Estas situaciones que ponen a prueba el nervio moral de cada uno tienen sus propios disparates. El más grande que he leído lo ha proferido el escritor israelí Abraham Yeshoshúa que ha dicho lo siguiente: “La comunidad internacional dice que es una respuesta brutal y demasiado fuerte. La gente habla de David contra Goliat, pero hay que darse cuenta de que la capacidad de sufrimiento de los palestinos es mucho mayor y eso les hace más fuertes. Por eso nuestra respuesta tiene que ser mucho mayor, porque hay que hacerles entender que tienen que parar los cohetes. Una respuesta moderada no les impresionaría.” ¿Sobre qué escribe este escritor? Si hace literatura y considera que hay seres humanos que necesitan más dolor que otros, ¡estamos perdidos!
BLAGH 