Viviendas de alquiler ¿por qué?


29 Ago 2007

Llevamos unos años a vueltas con la discusión sobre el mercado de alquiler y esta misma mañana se debatía en una tertulia sobre el asunto. Señal indubitable de que algo se prepara o algo se desea. En España se estima que hay 24 millones de viviendas, de las cuales 7,5 millones son «no principales» (de recreo u otros usos). Cifras que relacionada con el tamaño de la población, que es de 45 millones, nos proporciona una media de 1,9 moradores por casa. Si resulta baja, habría que pensar en las viviendas vacías que se estiman en unos 3,5 millones, lo que corrige el número medio de moradores a 2,3 por vivienda. A estos datos hay que añadir que el 83 % de la viviendas son propiedad de sus moradores frente al 63 % en el resto de Europa. Con estos valores se puede centrar el asunto. Lo primero que habría que decir es que cuando se comenta que en Europa no tiene la pulsión española por la propiedad se entiende que la cifras son inversas. Es decir, que sólo el 15 % de los europeos (más o menos) sería propietario y que casi lo es con desgana o a su pesar. Sin embargo las cifras muestran que no. Casi dos de cada tres europeos es propietario. Lo segundo es que el español, con su fino olfato reivindicativo, sospecha que una preponderancia de la vivienda de alquiler nos llevaría a un nuevo estado de latifundio con edificio encima, pues si el morador no es el propietario ¿quiénes serían esos asombrosos y pocos acaparadores de millones de viviendas?. Tercero, la experiencia parece indicar también al españolito, que los arrendadores no son proclives al mantenimiento de aquellos inmuebles que no habitan (por irracional que pueda parecer al favorecer el deterioro de su propiedad), entre otras cosas, porque la rápida evolución de las ciudades invita a cambiar propiedades obsoletas por rentables operaciones inmobiliarias. Cuarto, la rigidez que la propiedad introduce a la hora de la movilidad profesional no es una cuestión que preocupe al español porque él, precisamente, quiere eso, estabilidad geográfica, apego, entorno emocional, ser de alguna parte, como estamos comprobando. Actitud que no es contradictoria con la economía a la que tendemos, que se basará en la telecomunicación. Si pueden viajar los símbolos, ¿para qué hacer viajar a las manos? No hay más que comprobar que las propias tertulias se llevan a cabo desde la casa del propio participante sin que notemos nada. Y por último, no es necesario ser un financiero profesional para comprobar el precio del alquiler vale para una hipoteca porque la libertad de los propietarios para fijar plazos y precios (además de catadura) produce dos efectos a favor de la actual situación: el de proporcionar un patrimonio a la edad de cincuenta años que no proporciona el ahorro y el de crear una inestabilidad de residencia (aún dentro de la misma ciudad) que estremece al sentido más elemental de seguridad familiar y estatus social. Coda: si todo esto tiene fundamento, cualquier pretensión de cambiar la situación por razones no conocidas, tropieza con un muro social alto y grueso. El español volverá al alquiler solamente arrastrado del cuello.De modo que vivienda de alquiler, ¿por qué?

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