Peter Thiel, el dueño de PayPal, es un obseso de la inmortalidad. Ahí anda el hombre intentado prolongar su vida regalada de joven que ve aparecer las primeras arrugas de expresión en sus comisuras. Utiliza todo lo que llega a sus oíos: transfusiones de sangre, oxígeno, quizá, incluso, algún conjuro fáustico. Es lógico, pues habiendo sido un millonario joven, no debe poder concebir el acabamiento, la finitud de su vida. Pero quizá el pensamiento más insoportable que se le presentará, cuando medite bronceado entre sus sábanas de raso, sea el de ser el último en no beneficiarse de los avances médicos en la materia. Morir ahogado en la orilla de la tierra de la inmortalidad.
Si damos un brusco salto a nuestro país de todos los días, comprobamos el notable estado de estrabismo político que los dirigentes centrales y autonómicos experimentan ahora. De una parte, el optimismo de contar “solamente” con menos de 300 contagiados por cada cien mil habitantes (c.p.c.h), mientras con la boca pequeña hablan del umbral ideal de 25 c.p.c.h. Optimismo que los lleva a esperar que la Navidad se salve desde el punto de vista económico. Aunque, de otra parte, pueden llegar a declarar en la misma entrevista que están preocupados por una eventual tercera ola de la pandemia en enero, como consecuencia de una frivolidad generalizada en el próximo mes.
Por eso, estamos esperando a la vacuna que nos saque de esta burbuja malsana en la que tantos buenos hábitos se están marchitando. Pero debido a la falta de control, una vez que la esperanza asoma en el horizonte, nos asalta, como si fuéramos unos Peter Thiel de pacotilla, la preocupación de coger la enfermedad después de tanto sacrificio. Mientras todos se quitan la mascarilla y, como en una anuncio de un dentífrico, se lanzan con sus deslumbrantes dentaduras a reír, a comer y beber sin medida; a abrazarse y besarse sin pudor; a vivir y a vivir, nosotros acabemos confusos, sedados, con un tubo okupa en nuestra tráquea maldiciendo en la UCI por ser el último caído por la COVID-19.
Qué buenas reflexiones en tu blog…deberían ser leídas por muchos más lectores
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