El Washington Post denuncia estos días las prisas de la administración saliente para subastar autorizaciones que permitan realizar sondeos en el ártico. De este modo llama la atención sobre el hecho de que el ruido que provoca la resistencia de Trump a aceptar su sweet defeat está dejando en la penumbra el daño que todavía puede hacer en su agonía, poseyendo como posee todo el poder ejecutivo. Si quitamos de su gestión toda la hojarasca ideológicas y los eslóganes emotivos, queda la desvergüenza objetiva del que baja los impuestos a los ricos, destroza las relaciones internacionales, desequilibra Oriente Medio generando situaciones de peligro bélico y terrorismo, maltrata los consensos comerciales, desprecia cualquier respeto al medioambiente y mima a los movimientos parafascistas de su país. Todo ello ha estado guiando su acción en los cuatro años de gestión y, además, desde el mismo principio. Sus órdenes ejecutivas con esa firma fuera de escala con trazos puntiagudos de rey de los narcisos empezaron a hacer daño desde el primer día. Es especialmente dañina suactitud clara de “fe en la naturaleza” que le permite atacarla en base a su supuesta capacidad de soportar todos los daños que podamos infligirle. Muy probablemente le vaya a dejar a Biden todas las trampas que se le ocurran para dificultar su administración. ¿Dónde queda aquel inocente boicoteo de los teclado de la White House quitándoles la tecla “w”?. En este caso caben esperar órdenes de calado que aún no puedo imaginar. No es pequeña la de haberse saltado el fair play de no elegir miembros del Tribunal Supremo en período electoral. Pero aún vamos a tener sorpresas porque quedan asuntos que embarrar. Entre ellos su pretensión de que se finalice el muro con México; algún ataque preventivo al estudio por el Tribunal Supremo de las demandas sobre la Affordable Care Act (conocida como Obamacare), quizá uno de los asuntos pendientes que más lo irritan. Hay que recordar que una de las tres primeras órdenes ejecutivas que firmó era para minar la aplicación de este compasivo sistema de salud. Es de temer alguna decisión de calado en relación con la OTAN o algún otro organismo internacional. También puede establecer alguna medida extravagante relacionada con la posesión de armas – téngase en cuenta que eliminó la prohibición de vender armas a deficientes mentales diagnosticados – Y quedan los indultos de amigos y de sí mismo, lo que no se me ocurre cómo puede ser posible, cuando la II Sección de la Constitución los autoriza “tratándose de delitos contra los Estados Unidos, excepto en los casos de acusación por responsabilidades oficiales”. Pero cosas más raras hemos visto con este político advenedizo.

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