Hoy mismo el secretario general del Partido Popular de España tiene el infame encargo de tratar de engañar al líder del partido de extrema derecha recién llegado a la arena política española con una propuesta de ley para defender a los hombres, se supone que de las mujeres. ¡Vaya papelón!. Supongo que si le da detalles le propondrá sanciones a las mujeres que les duela la cabeza, casas de acogida a maridos obligados a vaciar el lavavajillas y teléfonos que no deja registro en la factura para poder quejarse de que «mi mujer no me entiende». Naturalmente que hay hombres que mueren en refriegas domésticas, pero la mayoría lo son por la acción de un macho herido que no sólo se lleva por delante a su compañera, si no, ya de paso a su nueva pareja. La estadística habla de unos diez al año. Es decir la paradoja es que el machismo ciego, cuando se vuelve criminal mata a la mujer, al rival y a los hijos también. Pero lo hace diez veces más con la mujer porque, además de cerril es una violencia ejercida por un cobarde.
Si esto es así, si el origen de esta irracionalidad es el daño directo o indirecto a la mujer ¿qué significado tiene una ley especial para proteger a los hombres de los hombres cuando el origen de la violencia y la razón de toda pedagogía o reacción civilizada es el machismo más oscuro? Otra cuestión sería la de los hombres asesinados por sus compañeras. Según Vox, estos datos se ocultan ¿Cómo es posible, si los juicios y las memorias judiciales son públicos? Qué sandez es ésta y que tipo de inocencia anida en aquellos que se lo creen?. El crimen neto, cristalino ejercido por una mujer sobre su pareja varón está en el orden de dos o tres al año, después de deducir los casos en los que el hombre es víctima de su pareja igualmente varón.
No es ideológica la prepotencia del hombre respecto de la mujer. Es incurrir en anacronismo mencionar las quejas de Sócrates sobre su mujer, o que San Pablo mandase callar a las mujeres. También mencionar que Hegel encerraba a la mujer en la familia como si no fueran posible su contribución al progreso de la especie. Pero no lo es en absoluto rechazar hoy día, esa perversa ideología supuestamente anti-ideológica de la extrema derecha que, como punta del iceberg machista, se empeña en imitar a su odiado islam con un gruñido gutural del tipo: «todos sobre ellas, el líder sobre todos». Está claro que por la grieta dejada por el decir humanamente correcto, está saliendo la lava de los instintos que la civilización trata de domar. Instintos que no pueden desaparecer pero que habíamos convenido canalizar hasta que una nueva ola de desenvoltura política ha decidido quitarse unos supuestos complejos y gritar, golpeándose el pecho y mostrando los colmillos, un elocuente: ¡el hombre ha vuelto!