Para terminar de entender la segunda parte del libro de Zizek Menos que Nada, abordo la lectura de libros que hablan directamente de los conceptos de Lacan. Entre estos conceptos me ha llamado la atención el de histérico como «aquel que quiere conocer». De ahí el título del artículo. He usado dos libros, uno del propio Zizek, que, como acostumbra, no tiene intenciones didácticas, sino terapéuticas. El aplica Lacan a sus obsesiones y se olvida del que quiere saber. El otro libro es de Lionel Bailly, psicoanalista de la UCL (University College of London), que sí tiene el propósito de enseñar y lo logra. La mezcla de los dos libros permite ir armando un discurso académico sobre Lacan para el que Zizek ofrece brillantes, paradójicas, e incluso, dudosas aplicaciones.
How to read Laan. Slavoj Zizek.
La diferencia entre Freud y Lacan es la concepción de los mismos procesos. Donde Freud ve procesos físicos y biológicos, Lacan ve procesos simbólicos, más propios del lenguaje. Ejemplos:
- El protestantismo que trata de volver al origen del cristianismo rompiendo con la desviación católica y los nacionalismos pretendiendo volver al origen nacional pervertido por la sumisión a otras naciones son creencias. En Lacan es más importante lo que se supone que el sujeto cree, lo que pertenece al mundo simbólico, que lo que el propio sujeto supone que sabe. Así, es curioso como mantenemos nosotros la creencia en que nuestros hijos creen en los Reyes Magos.
- Los rituales religiosos se siguen por respeto a los que parecen creer en ellos. Tolerar creencias es civilizado y creer «de verdad» en las convenciones es bárbaro (una cosa es llegar a ser rey y otra es creerse la legitimidad y realidad de tal condición. Pascal recomendaba llevar a cabo las prácticas religiosas externas porque la fe llegaría sola.
Dicho esto, he agrupado el material disperso según conceptos que van surgiendo en la lectura del libro construyendo una especie de diccionario para víctimas de Zizek.
- Interpasividad.- Se trata aquí de aquellas situaciones en las que encargamos a otros la expresión de las emociones, como en el caso de las plañideras o las risas enlatadas. Otra versión es poner uno mismo la expresión de la emoción cuando los otros no reaccionan a nuestra propuesta de risa o emotividad. En la interpasividad uno es pasivo a través de los otros. Uno no hace nada haciendo que otros no hagan nada para sí mismos, sino para mí. Por el contrario, en la «astucia de la razón» uno se activo a través de otros. La razón actúa haciendo actuar a los humanos. Otra forma de interpasividad es la pseudo actividad que consiste en parecer que se hacen cosas participando en cosas sin sentido con tal de no estar inactivos (profesores acudiendo a simposios sin sentido, políticos acudiendo a todo tipo de actos disparatados como nombramiento de reina de la recolecta). Otra forma de interpasividad es la doctrina calvinista de la predestinación que, paradójicamente, al respaldar el capitalismo ha estimulado la más frenética actividad productora jamás vista. (NOTA.- Igual le ocurre al comunismo que declara que la caída del capitalismo es indefectible, pero pone en marcha el más cruento proceso de actividad revolucionaria ‘el terror del 1893 es una riña al lado del estalinismo’). Esta cesión de nuestra acción a los otros está es la causa de la gestación del gran Otro. Una entidad a la que le encargamos que sepa y actúe por nosotros.
- El gran Otro.- nuestra conducta no exactamente espontánea. Yo no dudo de la libre voluntad, pero es un acontecimiento resultado de una lucha pertinaz contra los prejuicios heredados, los adquiridos y el confuso vértigo de las tomas de decisiones diarias y sus consecuencias en el caso de acontecimientos que nos afectan directamente, y las tomas de posición, igualmente diarias, sobre acontecimiento más lejanos en el ámbito de lo social y lo político. Aunque no podemos saber en qué medida estamos siendo marionetas o seres libres. (NOTA.-Hay que redefinir la libertad en términos de contar con opciones entre las que elegir dede nuestro paquete de patrones previos heredados o construidos en nuestra biografía. La objetividad no puede venir nada mas que de un criterio intersubjetivo basado en el bienestar de la especie y su entorno. Es decir, estamos continuamente conformando nuestros criterios éticos a base de cambios o afirmación de nuestras posiciones éticas). El gran Otro es un concepto que engloba las influencias que actúan sobre nosotros desde nuestra infancia a consecuencia de la conducta correctora del entorno, que se refuerza o contradice en la escuela y el entorno social y se refuerza o contradice cuando conseguimos la autonomía de la vida adulta. Algunos mandatos del gran Otro son profundos y movilizan nuestras emociones si los violamos, otros son más superficiales y tienen que ver el objetivo de conseguir el éxito social. El gran Otro actúa en el nivel simbólico. Nos condiciona, pero hace posible la comunicación social y hace posible el avance en el conocimiento, al dotar de base automática a muchos de nuestros comportamientos. (NOTA.- Para los animales los instintos son su gran Otro). El gran Otro se presenta también en la necesidad de que nuestras acciones tengan testigos, pues aumenta nuestro placer de exhibicionistas y la seguridad de que, cuando el lenguaje nos traicione y se niegue lo evidente, estará ahí para darnos la razón. Sin embargo el gran Otro es frágil, es propiamente virtual (potente en su ausencia fantasmal). Existe en la medida en que le damos vida nosotros. La sustancia le da vida una vez que consiguió incorporarse a ella en forma simbólica. Zizek propone que cuando desarrollamos un síntoma como expresión de un mal, estamos mandando un mensaje codificado al gran Otro. Es decir el orden simbólico no es una sustancia espiritual que pueda existir fuera de los individuos reales, sino que son éstos los que lo sostienen. Lacan considera que el lenguaje es un regalo tan peligroso como el que los griegos le hicieron a los troyanos con el caballo de madera. Se nos ofrece para su uso gratuito y, en cuanto lo aceptamos, somos colonizados por él. Un regalo al ser amado tiene que ser generoso, pero superfluo e inútil para que represente el amor. En la comunicación humana hay mucho más que lo explícito. Es característico de los usos sociales que uno escoja «libremente» lo que la sociedad espera. Si no, se produce el colapso social. La sociopatía es no captar esta sutilezas del comportamiento social y seguir las reglas del utilitarismo según el cual, hacer el mal es un error de cálculo no un acto culpable. La potencia del simbólico gran Otro procede de la diferencia entre conocer y tomar conciencia (Lúkacs). En el segundo caso se está listo para la acción. Así cada proferencia, no sólo transmite un contenido, sino también la forma en que se está comprometido con él. (NOTA.- aquí se está en el corazón sobre los aspectos nefastos de la libertad positiva, según Isaiah Berlin). Además de esta versión intersubjetiva del gran Otro, Lacan ofrece otra en la que éste se muestra como un misterioso sujeto en su radical alteridad separado por el muro del lenguaje. Para Lacan el orden simbólico determina la orientación de nuestro deseo por el conocido mecanismo de provocación del deseo que produce la prohibición. Lacan considera que la pregunta originaria del deseo no es ¿Qué quiero yo?, sino ¿Qué quieren los demás de mi? ¿Qué ven los demás en mi? La respuesta a estas preguntas las proporciona la fantasía.
- Simbólico-Imaginario-Real.- Son, para Lacan, las tres dimensiones de la realidad que resulta del mundo de lo que identifica la conciencia a partir de los estímulos que recibe de su propio cuerpo y de lo que no es su cuerpo (los otros y las cosas). Cuando digo cuerpo, incluyo, obviamente la mente en su actividad autoreflexiva. Lo simbólico se refiere a las reglas y a los códigos que generan. Se presenta en forma de reglas, fórmulas, signos… Lo imaginario se refiere a la representación fundamentalmente plástica, visual de la realidad, pero debería incluir las construcciones mentales, menos poderosas, pero igualmente estimulantes de la imaginación procedentes del resto de percepciones sensoriales (oído, gusto, olfato, piel)… Lo real está constituido por un conjunto de factores influyentes sobre las percepciones que no pueden ser ni simbolizados ni imaginados. El gran Otro es fundamentalmente simbólico porque de ese modo puede presentarse como «Dios» o como «Causa» para darnos criterio para juzgar los acontecimientos y tomar partido. Cuando hablo con otros, el gran Otro está presente. (NOTA.- Son los «patrones de pensamiento», citados en la «filosofía naif«). Si lo que consideramos real es producto de nuestra fantasía y ésta sirve como pantalla que nos protege de la ruda realidad, lo real funciona como escape respecto de lo REAL.
- Castración simbólica.- Otra característica del orden simbólico es su carácter no-psicológico. Cuando le decimos a alguien «Me alegro de verte» nadie espera que tal alegría sea sincera. De hecho, hay un viejo chiste que dice: «¿Por qué dices que te alegras de verme si realmente te alegras de verme?. Es decir, debes usar otra fórmula, porque esa está desgastada. Por otra parte, el que usa una personalidad falsa en las redes para ligar o jugar sexualmente, es más sincero con la máscara que sin ella. Una personalidad simbólica que me representa ante la audiencia, consecuencia de lo que Lacan llama castración simbólica. Es decir de la incapacidad de presentarnos como realmente somos. (NOTA.- Un estado de cosas necesario para la convivencia. El mundo simbólico es una espita de seguridad para la represión que describe Freud en el malestar de la cultura). La castración simbólica va a depender de la época y su percepción de lo que debe ser convencional y lo que debe ser permitido o no.
- El falo.- Es un significante simbólico del poder y, por tanto, de la castración simbólica. El cetro de un rey no pertenece a su naturaleza, pero le permite ejercer el poder. Es un significante de su poder. Por eso el cetro, el título o una insignia me castran, al establecer una separación entre yo y la función que ejerzo. Es decir la castración es consecuencia de ser atrapado en el orden simbólico en el que asumo una máscara o título, al tiempo que obtengo poder por mi incorporación al escalafón. Zizek califica al falo como un tipo de «órgano sin cuerpo», invirtiendo la expresión de Deleuze sobe el «cuerpo sin órganos».
- Histeria.- Aparece cuando un individuo empieza a cuestionar o sentir incomodidad con su identidad simbólica ¿Qué me hace ser rey? ¿Por qué soy lo que soy? Lacan dijo que «el deseo de un hombre es el deseo de los otros«. Es decir, el deseo de ser deseado, como indicó famosamente Hegel. La envidia y el resentimiento son componentes del deseo humano. Lacan pone el ejemplo que San Agustín menciona en sus confesiones cuando habla de un infante celoso de su hermano. Rawls dice que la desigualdad sólo puede ser tolerada cuando ayuda a los que están en el fondo de la escalera social no por herencia, sino por desigualdades naturales que no impliquen mérito o demérito. Zizek dice que este enfoque no considera el resentimiento que provocaría esta situación en la que serían señalados como inferiores. Hayek pensaba, acertadamente, según Zizek, que una corrección de las desigualdades por fuerzas impersonales, laceran menos que ser reconocido como naturalmente inferior. Lacan pensaba, como Nietzsche o Freud, que el sentimiento de justicia nace de la envidia. Pero dado que no es posible que todos tengamos el mismo nivel de disfrute que los ricos, la justicia impondría la austeridad para todos. (NOTA.- Sólo la tecnología podrá evitar que la igualdad lo sea de la pobreza. Sin embargo, algunos síntomas medioambientales parecen indicar que lo sensato sería, no que los pobres alcancen el nivel de los ricos, sino que estos baje a niveles de consumo, diferenciales sí por el valor estimulante del mérito, pero mucho más modestos). Hoy en día, sin embargo, se proclama el derecho a disfrutar en el marco del sistema de publicidad para el consumo.
- Sujeto descentrado.- Pero, además de desear el deseo de otros, nosotros no sabemos bien siempre lo que deseamos. Añadamos la profunda otredad del prójimo al que el Evangelio ordena amar. Un otro del que, realmente, nada se sabe. La opaca, misteriosa, impenetrable, enigmática presencia del otro. Lacan llega a llamar al otro la Cosa. Por eso la ley tiene como misión mantener la proximidad con el vecino, esa potencial y acechante cosa que hay que respetar y mantener a distancia al mismo tiempo. Lacan define el amor como «dar algo que no se tiene…» y Zizek añade «… a alguien que no lo quiere«. No es una experiencia agradable recibir la confesión de alguien de que de ama cuando no sientes nada por él. El recurso para introducir a alguien en nuestro mundo simbólico es el uso de frases performativas como «soy tu amante», que en el momento de proferirse ya configuran una realidad. Entre nosotros y el prójimo se interpone un tercero: el orden simbólico y sus leyes. En la época del estructuralismo, filosofía que propone que la acción humana está dirigida por mecanismos inconscientes, Althusser, que considera que el humanismo es una ideología, propone que debe practicarse el humanismo considerando a los demás personas libres, con dignidad y creadores de su propio mundo. Lacan, por su parte, propone un anti-humanismo práctico que afronte la monstruosidad latente en el ser humano. Lacan cree que no es que mi experiencia subjetiva esté regulada por mecanismos inconscientes y objetivos, sino que está descentrado respecto su propia experiencia, según las cosas le parecen, privado de la fantasía fundamental que constituye y garantiza el núcleo de mi ser. El punto de vista convencional es que el sujeto es constituido por la experiencia fenoménica «lo que siento aquí y ahora no se me puede sustraer por mucho que un mecanismo inconsciente gobierne mi mente«. Sin embargo, Lacan cree que el analista puede perfectamente privar al sujeto de la imaginación que le proporciona la experiencia fenoménica. Para Freud el inconsciente es la inaccesibilidad del fenómeno de la experiencia subjetiva reprimida, antes que un mecanismo inconsciente subyacente. En el momento en que se da una experiencia interior fantasmática no reducible al comportamiento externo, deberíamos afirmar que lo que caracteriza a la subjetividad humana es la brecha entre la experiencia subjetiva y el propio sujeto que, privado de aquella, queda vacío. La experiencia fenoménica queda así separada del sujeto. No es que el sujeto no esté involucrado en esto, sino que su verdadera condición es desvelada. La taxonomía de Rumsfeld también le sirve a Zizek para ilustrar el «sujeto descentrado» de Lacan. El asunto no es que mi experiencia subjetiva sea regulada por mecanismos inconscientes, descentrados respecto de mi propia experiencia subjetiva. La forma en que las cosas son para mí me privan, me ocultan la fantasía que garantiza el núcleo de mi ser, desde el momento que no puedo experimentarla conscientemente y asumirla por ser algo que desconozco que conozco. El punto de vista convencional me hace creer que, a pesar de que lo que experimento pueda tener origen en procesos biológicos, nadie me puede quitar el goce de tal experiencia. Lacan sostiene que, precisamente el psicoanálisis puede quitarle al sujeto su experiencia consciente.
- Aphanisis.- significa auto olvido, cuando el sujeto pierde su consistencia simbólica y se desintegra. La violación no sólo es violencia, sino que toca algo desautorizado por la propia víctima. Freud dice que los sujetos huirían en la realidad de aquello que más ansían en sus fantasías, puesto que les resultaría insoportable. La forclusión es la inclusión en el inconsciente de un significante que se regresa lo hace forma alucinatoria, al contrario que en la represión, que el vuelve en forma de sueños.
- Fantasía.- Es el mecanismo que utilizamos para vislumbrar el deseo de los demás. También es la capacidad de filtrar la realidad para hacer el acto sexual más satisfactorio. Así hay una inversión, según la cual, en vez de que todo acto de fantasía sea una expresión del deseo sexual, se diría que todo acto sexual necesita de la fantasía para ser satisfactorio. La explicación estaría en que en el acto sexual no se satisface sólo el cuerpo, sino también la mente con todo su contenido. Es necesario encuadrar al compañero del juego sexual en nuestras propias fantasías para que el mero contacto carnal sea soportable. Zizek piensa que la fantasía se coloca en un lugar intermedio entre los subjetivo y lo objetivo. Unknown knowns’ es lo que desconocemos que conocemos, según Donald Rumsfeld. Es decir, lo inconsciente para Freud y el núcleo de la fantasía para Lacan, lo que determina nuestros actos. La fantasía genera «nuestra» realidad y nos protege de la realidad descarnada. Lacan cree que el psicoanálisis puede separar a la conciencia de su fantasía consciente para que se experimente su vacío sustancial, al tiempo que su necesidad de plenitud. Lacan piensa que, incluso en los sueños, la fantasía cumple la misión de mantener la realidad lejos. Cuando la realidad se entromete en el sueño, la fantasía incorpora los inputs reales en el propio sueño, para seguir soñando. Cuando el arte moderno trata de despertarnos a la realidad, tiene que usar el mecanismo intermedio de que el observador sepa que está ante una ficción. Freud pensaba que la parte más importante de las fantasías permanecen reprimidas si han de cumplir su función de coordinar la capacidad de desear del sujeto. Si estuvieran «a la vista» podrían ser objeto de manipulación y dotaría al sujeto de inestabilidad.
- Real.- En Lacan, lo real es un concepto muy complejo que Zizek ilustra con la realidad informe y mutante del Alien de Ridley Scott y con el sueño de Freud sobre Irma, su joven paciente. Lo real de Lacan no coincide con la cosa en-sí de Kant, esa realidad exterior inalcanzable para nuestras percepciones. Se refiere, en el plano imaginario, a la Cosa informe y en el plano simbólico a la realidad científica que sólo puede ser aprehendida por el simbolismo de una fórmula. Dos formas de percibir lo real que se completa con un «no sé qué» que nos acerca al sentimiento de lo sublime y que Lacan llamó petit object a. Lo real para Lacan no es sólo lo que se resiste a ser capturado por la red de los símbolos, sino la fisura en la red misma. Lo real, como la Cosa monstruosa detrás del velo de las apariencias, es el último señuelo que se presta fácilmente a la apropiación de la superchería. Zizek dice que en la concepción de lo Real como algo sustancial, Lacan hace una inversión que puede ser ilustrada por el hecho de que en la teoría especial de la relatividad aparece el concepto de la curvatura del espacio como resultado de la presencia de materia, pero en la teoría general de la relatividad la materia es la consecuencia de la curvatura del espacio, que sería previa. (NOTA.- Creo que es un disparate, pero si a Zizek le sirve). Le sirve para mostrar que la Cosa, lo Real, lo inerte no causa las inconsistencias y fisuras (curvatura en el símil) del «espacio simbólico«, sino que lo Real es la consecuencia de tales perturbaciones. (NOTA.- no necesita lo Real ese símil para explicarse. Creo que Zizek se confunde. La teoría general de la relatividad no nos dice que la deformación del espacio «genera la materia» o que la presencia de materia es la señal de que el espacio está curvado. Cada vez más la expresión curvatura me parece más estéril. De hecho la noción de espacio no ayuda porque está contaminada por nuestra concepción trivial del mismo. Basta con que consideremos los conceptos de energía y materia y entendamos a la segunda como un alta concentración de la primera. En estas condiciones transitar por el universo no es tanto hacerlo por un espacio como ir cambiando de nivel energético y en consecuencia seguir las trayectorias que sean coherentes con nuestras coordenadas energéticas. Las altas concentraciones de energía influyen sobre su entorno y a esa influencia la llamamos gravitación. En definitiva el espacio no es un tobogán por el que se desliza la materia nada más que metafóricamente.)
- Object a.- Es, metafóricamente, esos pequeños detalles que hacen que en una película de horror se perciba que «algo va mal«, que esos seres no son humanos. So pequeñas diferencias, al contrario que en Alien que todo el monstruo se muestra groseramente explícito. El Object a es el objeto del deseo (cualquier cosa que nos resulte deseable), pero, también, es la causa del deseo, es decir las sutiles características del objeto que lo hacen deseable. Visto así, se ve bajo una nueva luz el concepto de melancolía de Freud. La melancolía tiene el origen, no en haber perdido el objeto, sino en haber perdido el deseo por él. Por eso la melancolía como frustración con todo lo positivo en los objetos empíricos, que no pueden satisfacer nuestro deseo de saber, es el comienzo de la filosofía. Cuando dejamos un lugar sentimos melancolía porque anticipamos que vamos a perder el interés por ese lugar antes o después. El object a es nada más que la inscripción del sujeto mismo en el campo del objeto con el disfraz de una mancha que toma forma sólo cuando parte de este campo es anamórficamente distorsionado por el deseo del sujeto. Zizek utiliza el mismo giro supuesto del pensamiento de Einstein para describir el concepto de trauma en Freud, que inicialmente es visto como un causa externa que perturba el equilibrio de nuestra psique (violación, tortura). Desde este punto de vista el problema es cómo simbolizar el trauma, como asumirlo verbalmente en nuestro universo de significados mitigando el impacto. Pero, posteriormente, Freud opta un enfoque opuesto a partir de un caso en el que el paciente, para el que pasó desapercibido el hecho originario del que fue testigo, se enfrenta a un trauma retrospectivo años después, centrado en la misma escena, por la necesidad de cerrar las brechas en su universo significativo. Pone el ejemplo en el que el judaísmo, antes que el origen de la atmósfera antisemita por sus peligros, es esta atmósfera misma que transforma al judaísmo en la Cosa amenazadora. Zizek no debe enredarse en similitudes estériles entre las teorías físicas y las de Lacan pues, a veces ejemplos cognitivamente más próximos, como el del antisemitismo funcionan mejor. Aunque es cierto algunas similitudes pueden ayudar, como Darwin hizo en sentido inverso al servirse de ideas de Malthus para su teoría de la selección natural. También puede que en los fenómenos psíquicos haya un eco de los fenómenos cuánticos o relativistas, de tal modo que la clarificación éstos últimos implicaría una mejor compresión de aquellos. Otro ejemplo es el de la curvatura del espacio físico que puede servir de metáfora para la curvatura del espacio psíquico por parte del objeto de deseo provocando que obtengamos más satisfacción en orbitar en torno a él que yendo directamente. Sería la explicación de los semioculto, el erotismo, etc. Igualmente encuentra un símil (forzado) entre la actual incompatibilidad física-relativista/física-cuántica y la interpretación de sueños y lapsus respecto del enfoque macroscópico, relativo a la energía libidinal y la consideración de nuestro aparato psíquico como una máquina deseante. En fin un territorio resbaladizo, si no se es cuidadoso.
- Ego.- Lacan introduce la distinción conceptual entre tres significantes poco precisos en Freud, utilizando su triada Imaginario-Simbólico-Real:
- Ideal- ego.- Se trata de cómo nos gustaría ser. La descripción de nosotros que nos gustaría escuchar a los demás. (Imaginario, Object a)
- Ego-ideal.- es el destinatario en cuya mirada trato de impresionar con la imagen de mi ego, el gran Otro que me cuida y me impulsa a dar lo mejor de mí, el ideal que trato de seguir y actualizar (Simbólico, gran Otro).
- Super yo.- es esta misma agencia en su aspecto vengativo, sádico y castigador (Real, las demandas imposible para las que siempre somos culpables). Es el registro en el que la ética no tiene espacio y todos los demonios se liberan.
- Dios como el gran Otro por antonomasia.- Al contrario que en la propuesta de Dostoyevski, Zizek interpreta a Lacan diciendo que «Si Dios está muerto todo… está prohibido«. La conciencia moderna, en la medida que se siente atea, experimenta más prohibiciones que le amargan el disfrute que alberga en su inconsciente. El cristianismo y la Redención apuestan más bien por la fórmula «Si Dios existe, todo está permitido«, pues, al fin y al cabo es la voluntad del Señor la que se expresa en todos los avatares. Ahora se trata de la opresora frase: «Haz lo te dicte la conciencia«, pero, claro, la conciencia está impregnada de prohibiciones.
Este libro es una libre aplicación de algunas nociones de Lacan a casos históricos o cinematográficos. Interesante, pero, ahora, estoy convencido de que Zizek, antes de coger la pluma, se leyó el libro de Bailly (que resumo a continuación). En broma diré que su discurso es, en términos lacanianos, el de un agente poseedor del conocimiento (S2), cuyo destinatario es nuestros deseo de conocimiento, el de nosotros (sus lectores). Él oculta una verdad: su condición de poseedor de un claro significante Amo centrado en «la celebridad» y nosotros ocultamos nuestra indigencia de sujetos barrados que producimos, en primera instancia una acentuación de nuestra frustración y, secundariamente, con la compra de sus libros, la celebridad de Zizek.
Lacan: A Beginner’s Guide. Lionel Bailly
Este libro lo leo para entender el de Zizek de más arriba, que es, a su vez, para entender Menos que Nada del propio Zizek. Zizek se muestra en ambos textos como parece ser que es: caótico, desordenado, ocurrente, paradójico, brillante y muy poco disciplinado. Va escribiendo y citando según se le ocurren las ideas, con lo que incurre en repeticiones y alarga sus libros sin un propósito claro páginas y páginas. Sin embargo Bailly, sí tiene un propósito didáctico directo y, hasta donde Lacan lo hace posible, este libro, por su título aludiendo a los principiantes, es una garantía de claridad. Es un hecho que un cuando un autor quiere ser claro se excusa con la cláusula de que se dirige a neófitos.
- Significante Amo.- Es aquel que ha sido rechazado por el sujeto debido a su significado asociado, pero que realiza la función de cambiar el sentido de la cadena de significados en otra que es soportable por el yo. En general se presenta enmascarado detrás de su opuesto en repeticiones no siempre coherentes. Un ejemplo es quien organiza su vida en torno a la navegación o el estudio.
- Ego.- Es la descripción que el sujeto hace de sí mismo en colaboración con la percepción que el entorno tiene del él. El ego aparece como imagen en la fase del espejo, cuando el niño ve su integridad física en el espejo y en la mirada de los demás. El ego no puede satisfacer deseos, sino que es un producto de su deseo. El ego debe ser corregido en su carácter imaginario para enfrentarlo con lo real. Así se puede corregir el narcisismo y mejorar la relación con los otros.
- Metáfora-Metonimia-Sinécdoque.- Formas literarias de relación entre significante y significado cuyo manejo es imposible o defectuoso en determinadas patologías mentales. Son también ejemplos de la habilidad del sujeto para cruzar significantes y significados en dos ejes: el del léxico (paradigmático) y el de su combinación (sintagmático). En términos lacanianos son formas de cruzar la barra horizontal que separa el significante del significado en la fórmula. En la metáfora se cambia un significante por otro en base a las similitudes entre los respectivos significados (Es un magnífico deportista, ha nacido una estrella). En la metonimia se sustituye un significante por otro con significados que mantienen una relación convencional establecida de antemano (La Moncloa ha despedido a su asesor). En la sinécdoque se sustituye el significante de una totalidad por el de una parte, pero manteniendo el significado (En el mar competían cuatro velas).
- Significante-Significado.- Lacan cambia la fórmula de Saussure en la que el signo es la relación entre una palabra y la cosa que designa por la relación entre el significante (imagen mental del sonido emitido) y el significado (concepto o imagen mental asociada a sonido emitido). De esta forma se da entrada a toda la casuística involucrada en la comprensión de la mente humana a través del lenguaje, pues tanto el sonido como el concepto son normativos e idiosincráticos a la vez, pues cada sujeto tiene su respectivas imágenes de uno y otro. Para Lacan el significado surge por la asociación de significantes en una cadena de significantes, pues la relación con el significado es mutante. Cuando el sujeto cruza la barrera entre significante y significado abre un mundo de combinaciones de comunicación creativa. Las emociones pueden quedar asociadas a los significantes, pero no a los significados. El significante no tiene valor por sí mismo, si no es por las diferencias entre ellos.
- Inconsciente.- La puerta de la mente son las palabras. El inconsciente está estructurado como un lenguaje. Desde el momento que el niño empieza a formular pensamientos en el lenguaje existe la posibilidad de creación de un inconsciente. Cuando el niño tiene una experiencia insoportable para él, su aparato psíquico puede reprimirla escondiendo el significante asociado al pensamiento desagradable. La represión se lleva a cabo sobre configuraciones de significantes que describen el pensamiento a reprimir, lo que deja libertad para que los significantes puedan ser utilizados en otros contextos sin provocar la repetición de la experiencia mental desagradable. La completa represión de un significante se llama forclusión. Es propia de la psicosis. Las configuraciones de significantes reprimidas van asociadas a deseos, miedos e imágenes. El acto de represión oculta al significante, pero no a las emociones asociadas que serán activadas por estos significantes u otros permitidos si regresan por la vía que sea (sueño, recuerdo). El baile de significantes a veces produce en los sueños resultados surrealistas.
- El sujeto.- No hay que confundirlo con el ego. El ego se constituye en las frases que describen a una persona con mayor o menor veracidad. El sujeto es el emisor de esas frases y, como lo Real, siempre es verdadero, aunque pueda estar castrado. El sujeto se constituye en la fase del espejo. Momento en el que el niño deja de percibirse como un ser desintegrado y confundido con el entorno y se integra reconociéndose como una unidad. Implica un estado narcisista que da fundamento al egoísmo y a su supervivencia como individuo. La mirada afectuosa y aprobatoria de la madre forma parte de este proceso de individuación. Ya en época temprana el infante crea conceptos que asocia a destellos de significantes (formas, sonidos). En esos momentos el infante ya puede tener raptos de humor cuando comprueba como un globo viola las leyes de la gravedad que el experimenta cuando tira objetos al suelo. En esa fase romper y tachar son procesos naturales de afirmación. El sujeto es esa cosa elusiva que se esconde detrás del ego, que es una creación del lenguaje y que es en gran parte inconsciente, incluso para sí mismo. El uso diario del lenguaje está gobernado por el inconsciente. Tanto por los automatismos (hábitos) como represiones. Hay un juego fluido entre el consciente y el inconsciente en nuestro discurso (mental y audible).
- El Otro.- La manifestación del inconsciente en forma de sueños, lapsus, síntomas patológicos, etc. son siempre significantes en una cadena de significantes que parecen sucederle al sujeto como si le llegara de otro lugar. Lacan sostiene que el ego se confunde con este discurso del inconsciente creyendo que le llega de los otros. Lacan distingue dos tipos de otredad: el pequeño otro (le Object petit autre) que procede de la etapa del espejo y que se simplifica como «Object a«. No es un otro real, sino la proyección del ego, su extrañamiento. Pertenece al reino de lo imaginario. El sentirse como sujeto y «verse» como objeto. Este otro contrasta con el gran Otro, que procede del lenguaje, las normas, las leyes, es decir, al contrario del pequeño otro, que pertenece al mundo imaginario, el gran Otro procede el mundo simbólico. El lenguaje es previo al niño y a sus padres. El psicoanálisis escuchando el discurso escucha el discurso del Otro. (NOTA.- Lacan no explica como el sujeto puede librarse y se libra del discurso del Otro para generar discursos nuevos, tanto en la ciencia como en las propuestas sociales, En mi opinión la fuente de la independencia es el narcisismo que necesita afirmarse y busca en la alternativas intelectuales su posición). Incluso antes de que el niño nazca, los padres ya tienen ideas y fantasías acerca de su hijo/a formuladas desde sus propias sujetos e inconscientes dentro del orden simbólico del gran Otro, que condicionó la gestación de sus propios sujetos. De esta forma están, de algún modo, dando forma ya al sujeto de su hijo. Así ocurre cuando tras morir un niño, su sujeto aún vive en sus padres influyendo en sus conductas. El gran Otro toma cuerpo en la madre. El proceso de transmisión del gran Otro desde la madre al hijo/a es equilibrado por el narcisismo del infante que primero se deja y más tarde se resiste (la adolescencia). El Otro está constituido por el reino simbólico completo. Las etapas de acceso al gran Otro son las siguientes:
- Fase del espejo.- que es cuando el niño se aliena de sí mismo al identificarse con la imagen especular. Un objeto falso al que puede transferir todos los significantes con los que construye la ficción de su ego. La relación entre ego y sujeto permite la formación de conceptos que pueden ser simbolizados con un significante. Si no se experimenta esta dualidad se corre el riesgo de quedar bloqueado para el lenguaje y perder el camino para los otros, como le ocurre a los autistas.
- Castración, la negación de la expansión narcisista (en la versión lacaniana), que de no producirse puede conducir a una incapacidad para acceder al lenguaje y a un estado psicótico en el que los significantes carecen de plasticidad y quedan rígidamente unidos a los significados, obstaculizando la creatividad. Los niños con dificultades para identificar al Otro pueden ser resistentes a los límites y a las reglas porque se han quedado bloqueados en el goce de lo imaginario. La rebelión contra el otro se manifiesta en la emisión de palabras gruesas o en los juegos de lenguaje. Cuando un niño tira algo premeditadamente y se lleva la mano a la cabeza y dice: «¡uh, uh!» está desafiando al Otro. También un adulto siendo impuntual, pero en el psicoanálisis importa el Otro en el universo simbólico del lenguaje, el único sitio en el que se puede captar la verdad del sujeto.
- Falo.- El primer concepto que se forma en le niño es el de la madre. Las ausencias de la madre obligan al bebé a preguntarse ¿dónde estará? el primer concepto genera otros, como confort, pérdida, ganancia y la generación de hipótesis. A la pregunta clave acaba respondiéndose que está con su padre (el rival). La hipótesis es que el padre tiene algo que él no tiene. La madre desea algo y no es él. A ese objeto imaginario, lo llama Lacan el «Falo», que simboliza (es un icono) la potencia, un poder indefinido que explica las ausencias de la madre. Así el falo como signo se define como la relación entre el significante del objeto del deseo de la madre y la idea que de ese objeto tiene el niño. Durante los primeros tiempos la madre es el centro del goce. El pequeño cree que el mundo es para su satisfacción y está en un mundo de imágenes y sensaciones: el reino de lo imaginario. Una etapa que acaba con el obstáculo que supone el padre al que se somete entrando a través del lenguaje en el reino de lo simbólico. Ahora aparece otro tipo de goce: la juissance fálica del uso de una parte de su cuerpo (la mente) que le permite aprender a leer y a disfrutar de juegos organizados, con reglas convencionales que los hacen distintos a las leyes naturales. De esta forma aprende a introducir más elementos de lo Real en sus juegos imaginarios. Desarrolla el humor consistente en alterar las reglas del lenguaje social. También empieza a desarrollar sus primeras teorías sobre el universo. Todas ellas manifestaciones del goce fálico tras la castración paterna. Pero, ¿qué fuerza lo impulsa? la respuesta está en el corazón del edificio del sujeto y su ego con el deseo contribuyendo a la constitución del sujeto.
- El nombre del Padre.- Lacan considera que el niño asocia al padre con el significado del deseo de la madre con los que puede sustituir al significantes del deseo de la madre quedando un nuevo significante resultado de la relación entre el significante del padre y el significante del objeto del deseo de la madre, siendo éste último reprimido. A este nuevo significante lo llama «el nombre del padre» que tendrá como significado al Falo como idea que el niño tiene de lo que le distancia de su madre. Y el nombre del padre puede ser, para un niño concreto, cualquier cosa por la que la madre muestre interés. En definitiva, el deseo de poseer el falo orienta la estructura de nuestro deseo para el resto de la vida paliando la ansiedad que se experimenta por su carencia. Surge, entonces, una nueva pulsión de búsqueda del falo que tiene como órgano, no tanto los genitales, como el intelecto. Hay tanto disfrute (Juissance) en el uso de la mente como de otra parte del cuerpo. La habilidad de cruzar la barra que separa al significante del significado, permite la metáfora y operar en el mundo de los simbólico simbolizando, analizando y racionalizando, que son todas funciones libidinales. Todo el juego intelectual genera juissance más que placer porque no se reduce una tensión previa y se desea prolongar la situación todo lo que se puede, con juegos intelectuales y chistes continuos. El disfrute fálico es tan poderoso como el que se deriva de una función corporal.
- Castración.- El niño piensa que el «Nombre del Padre» es el representante del que posee el Falo y se resigna a no poseerlo. Esta es la castración simbólica. Uno no es perfecto, uno es limitado, uno no es capaz de controlar el mundo. La castración es un proceso simbólico que le permite al niño situarse dentro de la Ley y aceptar que sus deseos no son supremos. En una primera fase el niño cree que la relación con su omnipotente madre (el Otro) le garantiza la seguridad. Cuando el niño se somete a la metáfora de su padre está integrando en su psique una forma de pensar que es un modelo para su funcionamiento simbólico. El Nombre del Padre es el primer significante Amo, que será sustituido por otros a medida que el niño evoluciona. Toda esta aventura intelectual hace madurar al niño en el uso del juego de significantes con las metáforas y metonimias. Estos significantes los puede representar figuras distintas de la madre o el padre, según las circunstancias. Pero si la madre no justifica lógicamente sus ausencias y el niño no las deduce, éste puede generar fantasías que le pueden llevar a la psicosis o que el niño, en ausencia de un padre, aún simbólico, crea ser el generador de la ley, lo que en el futuro le traerá problemas de adaptación. Si el niño no es capaz de romper el vínculo entre significante y significado (metáfora, metonimia, sinécdoque) se produce la forclusión (represión) de un significante clave (el Nombre del Padre) que se pierde como control de conducta. El resultado es que todo es serio y amenazador y emerge la conducta psicótica. La castración desvía el deseo hacia la creatividad.
- Ansiedad.- Este desasosiego se manifiesta en el niño con la ausencia de la madre, pero el descubrimiento del Nombre del Padre le hace concebir esperanzas de heredar ese poder para compensar la castración. La fantasía de omnipotencia es dañada por la realidad de su impotencia. La sospecha de que la madre está buscando el falo (al padre) cuando está ausente o siguiendo su mandato cuando, una vez presente, se opone a la voluntad del niño construye su último objeto de deseo en la secuencia de pensamiento siguiente: 1) la construcción del mito del poder del falo que tiene como consecuencia que el deseo del niño de construya alrededor del falo y 2) la meta de la conquista del falo para defenderse de la ansiedad. Cuando la madre está presente cree estar en posesión del falo (cetro). Pero, si la castración ha sido completa recoloca al falo en el Nombre del Padre en un acto de simbolización. Una vez aceptado este estado «barrado» de sí mismo busca el falo perdido que, ahora, va unido a todas las formas de significante en el mundo exterior porque el deseo ha entrado en el inconsciente. La formulación presenta al Nombre del Padre como significante y al Falo como significado, pero como el falo es el deseo de la madre, los dos significantes se universalizan y el objeto de deseo puede ser cualquier cosa. El deseo y la ansiedad son elementos fundamentales de la constitución del sujeto. El objeto que causa el deseo es también la causa de la ansiedad. El deseo se da al tiempo que la ansiedad de la carencia de satisfacción potencial o real. De hecho, la ansiedad es el síntoma del deseo auténtico. Si el objeto último de deseo es el Falo, su carencia (la castración) es el origen de la ansiedad.
- Real-Simbólico-Imaginario.- No es una descripción de la mente, como hace Freud con el inconsciente, el yo y el super-yo. Son registros o ámbitos en los que la mente actúa, que están creado por la propia mente a partir de los inputs que recibe. El orden imaginario es el orden de los sentidos. El orden simbólico lo es de los signos y el orden real es detectado por las emociones que se activan con aspectos que no quedan atrapados ni en las imágenes ni en las palabras. Los tres ordenes se presentan mezclados en los acontecimientos reales, incluso los más banales, como simbolizan los anillos del nudo Borromeo.
- Imaginario.- Este registro se activa en la fase del espejo, cuando el niño al contemplar su propia imagen se divide (aliena) de sí mismo al sentirse y, al tiempo, contemplarse. La palabra imaginario, en este contexto, no debe ser tomada en relación a la creación de ficciones «imaginativas», sino como el encuentro del sujeto con la más importante de las imágenes. Lo imaginario es el reino de los sentidos, ya que alberga las concepciones que llegan directamente de las percepciones sensoriales. Debido a la etapa del espejo es también el orden de conceptualización que procede de la contemplación del propio cuerpo. El cuerpo es el primer mundo del que el niño es consciente. Antes de esta etapa percibe el cuerpo como una colección de fragmentos. La vista es el sentido más agudizado y por las imágenes que recibe reconoce a su madre que es el primer significante. Con las imágenes se modelan las representaciones. El significante pertenece al orden simbólico y el significado al imaginario. En las fases inmaduras del niño los significante no son palabras. (NOTA.- la imagen de la madre puede actuar como significante del concepto de la madre que el niño ha construido con sus constituyentes: el cuidado, el confort, los susurros..). En esta temprana fase el niño forma proto-conceptos a partir de la fascinación que experimenta con las imágenes propias y ajenas. En el proceso de conceptualizar se desarrolla la capacidad de totalizar, organizar y construir dualidades que favorecen la dialéctica. También se establece el narcisismo y se funda el ego, que es un concepto complejo de sí mismo. Asociada viene la dualidad principal sujeto/objeto y la capacidad de hacer análisis y síntesis primarias con objetos. El narcisismo hace aparecer el ego que es la fuente de amor y el odio, admiración y desdén entre sujetos. En el reino de los imaginario aparecen semejanzas y diferencias entre uno mismo y otras personas, lo que genera atracción o repulsión. (NOTA.- los conceptos pertenecen al mundo de los imaginario pues constituyen los significados de los significantes. Son representaciones mentales, «objetos» construidos que son nombrados con el mismo nombre del objeto universal que describen. Damasio muestra la importancia de las imágenes en el funcionamiento de la mente).
- Simbólico.- Este registro parece el más sencillo, pero tiene sus peligros precipitarse. El Falo pertenece al reino de lo imaginario porque es una representación sin objeto, pero el gran Otro (leyes, normas…) pertenece al reino de los simbólico porque es una representación de una representación. El lenguaje tiene componentes simbólicos (significante) e imaginarios (significado). Por su parte el inconsciente, en tanto que está constituido exclusivamente por significantes pertenece al reino de lo simbólico. (NOTA.- el cubo de Rubik pertenece al reino de los imaginario como objeto, pero entrará en el reino de los simbólico si su imagen actúa como significante y se convierte en representación de la rapidez mental, por ejemplo). Las leyes y costumbres no son inventadas, sino que, como el lenguaje son resultado de la organización inconsciente de la sociedad humana. Los significados aparecen en un «punto de cosido» del significante y el significado. Es decir de conexión entre el mundo simbólico (significante) y el imaginario (significado). Lacan simboliza al significante con una «S» mayúscula porque considera que la aprehensión intelectual se produce en el reino de las representaciones de las ideas (significante), donde la asociación de significantes genera la aparición de significados. En consecuencia, el subconsciente y el sujeto están compuestos por significantes en una cadena de significantes, lo que hace que ambos pertenezcan al mundo de lo simbólico. Lacan cree que el mundo simbólico es pre-existente y está allí esperando al niño que usa lo imaginario como un puente hacia lo simbólico. El primer concepto que crea el recién nacido es el de la madre, cuya presencia/ausencia (carencia) provoca la representación de una entidad cuyo significante es el rostro de la madre. Situación que es seguida del grito o el llanto como significante que avisa a la madre de la necesidad del niño. Sin carencias no hay lenguaje, pues no es necesario pedir nada.
- Real.- Lo real aparece en el pensamiento de Lacan cuando éste observa que ni lo imaginario ni lo simbólico cubren todo el espectro y «algo» se escapa. Lo real sería aquello que es expulsado cuando un significado se asocia a un «trozo» de realidad, lo que el significante no puede capturar. En términos hegelianos, para que algo exista, tiene que existir su contrario, lo que implica la existencia del no ser. Así, lo real existe en la medida en que existen lo imaginario y lo simbólico. De este modo, lo real no sería una carencia de lo simbólico, sino su razón de ser. Sólo lo simbólico puede afectar a lo real. Lo Real sería la materia prima sobre la que lo simbólico modela nuestro conocimiento. Sería el caos desde el que el mundo viene al ser (cuerpo sin órganos deleuziano, materia prima aristotélica,..). «Es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas, inicialmente mezclado en el aquí y ahora de la totalidad en proceso«. Sólo existe lo que es simbolizado o imaginado. Lo real es inefable e inimaginado. Ni siquiera al nacer carecemos de conceptos, pues tenemos el de carencia. El mundo de lo imaginario introduce la percepción de fallos y diferencias (temperatura, texturas…) que obligan al recién nacido a asociar significantes a cosas de las que ha construido un concepto. Estos significantes iniciales le dan a conocer el mundo al bebé, mientras el resto permanece oscuro (para él). Lo real está «siempre en el mismo sitio», mientras que lo simbólico fluye con rapidez. Lacan cree ver lo real en comportamientos asociados a la pulsión de muerte y neurosis con elementos repetitivos-compulsivos porque no son simbolizables. Es importante entender los síntomas psicológicos, como es la melancolía, como puntos de fricción en el funcionamiento del sujeto. En la medida que no es nombrable, lo real es fuente de terror y, al tiempo, de disfrute absoluto. Su existencia se postula por sus manifestaciones. También se manifiesta en las alucinaciones cuando se descose la relación entre significante y significado. Cuando lo real irrumpe causando sufrimiento, la labor es encontrar significantes que permitan hablar y domar lo real causante. Lo real utiliza imágenes para presentarse, pero esas imágenes no son lo real. Las pulsiones, como expresión de los real, no tienen como meta la satisfacción de necesidades biológicas solamente, también de necesidades psicológicas (amor, por ejemplo). Hay pulsiones que existen independientemente de las necesidades (pulsión sexual); son como una máquina que encuentra satisfacción (jouissance) en su mero funcionamiento. Las pulsiones no son simbolizables e incluso las pasiones que despiertan con la mediación de lo imaginario pueden ser capturados por significantes. Términos como ira, miedo, amor, felicidad, excitación o depresión tienen vínculos débiles con sus significados (las emociones que las pulsiones despiertan).
- La Cosa.- El deseo está relacionado con un componente de lo Real que llamamos La Cosa, que está más allá de toda representación, pero no en el mismo sentido que el Falo o el Object a. La Cosa atrae al deseo porque, en sí misma, es una pérdida. La irrepresentable simbólicamente e inimaginable realidad de la pérdida. La Cosa no puede ser representada, no es una meta porque no puede ser alcanzada, pero es alrededor de ella que nuestros afectos gravitan sin cesar. La principal característica de la Cosa es ser una pérdida. Para Freud, la Cosa es aquello que el deseo anhela y genera la jouissance. Es el objeto del lenguaje, pues la buscamos en él, sin alcanzarla nunca. La cosa sería el bien supremo, pero alcanzarlo en la realidad sería el mal supremo. Lacan, por su parte, equipara La Cosa a la madre perdida o más allá el útero perdido. El sujeto se constituye en esa pérdida, que no es simbolizable y, por tanto no puede ser reprimida (pues el inconsciente contiene significantes). La Cosa está cargada con los afectos primarios que caracterizan la relación con la madre. La Cosa es un objeto imaginario que persiste en la psique del sujeto donde continúa operando. La Cosa reside donde lo imaginario toca a lo Real. Tiene similitudes con el Object a o el Falo, pero su origen primordial le da un sabor especial. El Object a procede del Falo, que lo hace de la madre, pero La Cosa proviene de los primeros afectos. No es posible desprenderse de ella sin una regresión a un estado pre-lenguaje que es imposible. Dado que el sujeto nace entre significantes y La Cosa no puede ser simbolizada, el goce con La Cosa requiere una salida del reino de los significantes, lo que aniquila al sujeto que está constituido por ellos. Además del obstáculo que supone la prohibición del incesto que, de darse, bloquea el acceso al reino de los simbólico, es decir, al lenguaje. La búsqueda de la cosa puede llevar a la destrucción. Por eso, puede ser vista como el objeto de la pulsión de muerte. La búsqueda de la Cosa está en tensión con la búsqueda del Falo y el Object a. Esta dinámica de tensión entre los diferentes objetos puede ser vista como la suma de las fuerzas creativas.
- Sinthome.- Lacan completó su taxonomía de registros para la mente humana con un cuarto componente que llamó «Sinthome. De hecho, propuso un cuarto círculo en el emblema borromeano. Freud había observado que muchos síntomas no tenían origen biológico, sino psicológico. Lacan partiendo de su visión de la cura por palabras, se preguntó qué significaba curar: ¿la desaparición de los síntomas o el cambio de la estructura de personalidad subyacente? ¿Esto último no puede ser peligroso para el paciente? Lacan se dio cuenta que confrontar a la gente con la verdad acerca de ellos es un asunto a tratar con delicadeza, pues, a veces, es mejor la neurosis que un intento torpe de eliminarla. La cuestión es si el síntoma está radicalmente inscrito en el sujeto o no. Si lo está, su retirada puede producir una «cicatriz». Él llamó «sinthome» al cimiento del síntoma en el sujeto. Para Lacan, el Sinthome sería mantener el nudo borromeano «en su sitio» (anclado al sujeto), proporcionando estabilidad al conjunto. Lacan puso el ejemplo de Joyce, cuya personalidad potencialmente psicótica era prevenida por la escritura como medio de evitar que el nudo se soltara. La escritura sería su Sinthome que estaría inscrito en su sujeto como cadena de significantes y al cruzarse con lo real produciría sus síntomas. Lacan sostenía que el goce relacionado con las pulsiones tenía origen en el sinthome. Un goce que es un componente del deseo constitutivo del sujeto.
- Deseo.- El deseo le interesó mucho a Lacan, porque él mismo era un gran «deseante». También porque es la fuente principal de la creatividad que permite el avance de la humanidad y, finalmente, porque el deseo es una parte estructural del sujeto y sus emociones. Sin deseo no se puede ser celoso, airado, estar decepcionado, herido o ser narcisista… Los síntomas como repeticiones compulsivas, histerismo, obsesiones o fobias proceden del deseo, de su fuerza, de su satisfacción o fracaso. Para Lacan donde hay ansiedad, hay deseo. El deseo es resultado de que la demanda (lenguaje) no puede articular completamente la necesidad que la provoca. El deseo es deseable y a este goce adicional lo llama Lacan jouissance. El sujeto es moldeado por el discurso de Otros. El deseo se organiza alrededor de objetos imaginarios: object a, Falo y la Cosa. El Object a es una versión simbólica del Falo y la Cosa, estrictamente hablando, no es una causa de deseo, sino el objeto de la pérdida, alrededor de la cual gravitan los afectos y las emociones. El Object a es el punto del nudo borromeano donde los real, lo imaginario y lo simbólico entran en contacto. El Object a es un producto de las pulsiones de lo real, el objeto de lo imaginario y la fuerza estructurante del significado en lo simbólico. El deseo aparece allí donde la demanda se separa de la necesidad. La demanda es un discurso y, por tanto, no expresa exactamente lo que uno quiere, pues lo que uno quiere esta oculto a la propia conciencia. Por tanto, el deseo emerge con la adquisición del lenguaje. El niño grita por estar molesto, pero no sabe lo que necesita. Cuando habla trata de resolver este desacuerdo usando las palabras aprendidas, pero no queda satisfecho, aunque pueda rendirse con los sustitutos que se les ofrece debido a las limitaciones del lenguaje. Hay incluso necesidades que ninguna demanda puede satisfacer. Las necesidades son esenciales, pero los deseos no. Pero la fuerza del deseo proviene de necesidades psicológicas creadas al rededor de la construcción del sujeto. Las dificultades del lenguaje (demanda) para expresar una necesidad psicológica es creciente con la sofisticación de la mismas. Entre ellas, el amor es la más complicada. Lacan sostiene que toda demanda lo es de amor. Mucho se ha hablado del pecho por ser el objeto perfecto para el bebé. Pero, no en el sentido en el que el Falo es la pérdida perfecta, sino porque esa perfección persiste durante toda la vida del sujeto, porque desde el primer día necesita amor y el pecho es la expresión de parte de la madre. Que es quien intercambia la mirada con el hijo en el momento en que este se constituye como sujeto distinto de ella y, al tiempo, como objeto de amor. Y es aquí, donde ya se muestra la diferencia entre la demanda de amor y la siempre insuficiente respuesta donde florece el deseo. El amor no se pide directamente porque, según Lacan, consiste en «dar lo que no se tiene«. El sexo es otra pulsión que no nace de una necesidad (la reproducción) del individuo, sino de la especie. En consecuencia «en el sexo todo es deseo«. La pulsiones que proceden de los instintos (erótica, de supervivencia y de muerte) pertenecen al registro de lo Real. Para Freud, las pulsiones son lo que causa que una parte del cuerpo ejercite una función sobre un objeto (boca-pecho; ano-heces; falo-genitales). Este ejercicio de una parte del cuerpo deriva en un goce extra que puede explicar su uso sin que esté presente la necesidad vital. El amor no puede ser demandado, sino indirectamente deducido. El sexo puede ser demandado pero no se corresponde con ninguna necesidad. Y qué hay más relacionado con el amor que pedir aquello que no se necesita. El deseo procede del deseo de los otros. Primero la madre y luego el padre y todos los demás. No debe confundirse el deseo sexual con la pulsión erótica que pertenece al mundo de lo Real. Una interpretación es que el deseo sexual es la pulsión erótica cuando se ha fijado sobre un objeto. El deseo sexual no existe en el principio de la infancia, lo que no ocurre hasta que el sujeto no entra en el reino de los simbólico. Hasta ese momento cualquier estímulo en los genitales es resultado de la pulsión erótica que puede ser respondida por una masturbación desligada de cualquier acto de imaginación. Las bases del deseo se establecen en el momento en el que el niño relaciona su pulsión con un objeto percibido como una imagen distinto de él. Cuando se aprende el lenguaje y se entra en el reino de los simbólico con el discurso de los otros, la emergencia erótica se relaciona con otro ser humano por medio del habla. El deseo se crea por el fallo de los otros para satisfacer y completar simbólicamente la necesidad erótica por la imposibilidad de simbolizar o imaginar lo Real. Así, en el nudo borromeano, donde se entrecruzan lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real se gesta el deseo. En la imposibilidad de los otros de hablar (lo simbólico) satisfactoriamente de la pulsión (lo Real), unido como está el sujeto a las fantasías del objeto imaginado (lo imaginario), la mayor parte de las cuales son inconscientes. El objeto que causa el deseo emerge de la aceptación de la castración a manos del padre y se aloja en el punto de contacto de los tres anillos del nudo.
- Juissance.- Es el placer que se obtiene de usar el cuerpo o la mente en relación con una pulsión, sin necesidad alguna en el horizonte. Es el goce de satisfacer un deseo, del mismo modo que el placer es el goce de satisfacer una necesidad. La juissance, a pesar de su fuerte relación con los sentidos, no pertenece al registro de lo imaginario, sino al de lo simbólico. En efecto, la función anal, por ejemplo, en su aspecto de control está presente desde el nacimiento. Pero, al inicio el sujeto no es consciente en la misma medida que lo es de la función oral. Pero la juissance surge del hecho mental de obtener control desde una posición inicial de ausencia del mismo y al tiempo hay una representación de la noción de pérdida de algo que pertenece a tu cuerpo. Hay pues un momento en el que la función anal se carga de significado, y es cuando entra en el reino de lo simbólico. El sufrimiento por la pérdida puede ser un componente de la juissance, por el goce de la recuperación.
- Object petit a.- Este es un objeto abstracto que puede ser un objeto determinado. Es decir, es el deseo puro. Es la causa imaginaria del deseo, más que hacia lo que tiende el deseo. Así el dinero cuando es objeto de deseo de derroche o de avaricia, lo es por su común paquete de propiedades con la heces. El Object a a puede ser visto como un fragmento del Falo que se desprende en la castración, cuando el niño comprende que éste no es poseído ni por el padre ni por él mismo, ni por persona alguna. El falo se fragmenta y queda el Object a, el objeto de deseo «ordinario» que se materializa en coches, vestidos o en otras personas. Esta versatilidad la proporciona el significante al que el Falo va adherido en la metáfora paterna y que puede ser sustituido por otros. Esta necesidad de posesión de objetos es fuente de acción y, también, de ansiedad. La búsqueda de la fama no es tanto la búsqueda del Falo como el intento de incorporar a uno mismo los fragmentos del mismo. Agalma (ofrenda a los dioses) es la metáfora utilizada por Lacan para explicar el Object a. La agalma se guarda en una caja sin valor por sí misma. Así el Object a, precioso objeto, se guarda en una caja que puede tomar muchas formas, ninguna de las cuales es importante, pero permanece inalcanzable, como el alma de Sócrates para Alcibíades. Poseer o no el Falo en una pareja es una cuestión de elección no biológica. El deseo es deseable en sí mismo. Los artistas temen perder el deseo porque con él se va la creatividad. El signo resultado de la relación entre significante del deseo de la madre y su significado se convierte en el significado del significante Amo; el nombre del Padre es el significante del que el Falo es el significado. Ese significante es reprimido por lo que es sustituido, de modo que el Nombre del Padre (que representa a los Otros) pasa a ser el significante Amo (el que constituye al sujeto por su importancia central como orientador de su vida), cuyo significado es el fragmento del Falo, que llamamos Object a. Los componentes de la fórmula del deseo han cambiado, pero el deseo permanece intacto. El significante Amo puede ser pronunciado por el sujeto en representación de su verdadero objeto de deseo que ha sido reprimido en el inconsciente (el Falo). El sujeto castrado (barrado) entra en el mundo de los significantes y del Object a, causa inconsciente de su deseo. El Object a es el resto de una pérdida del sujeto que, desde el inconsciente, trata de salvar con objetos imaginarios determinados por la historia del sujeto y su encuentro con los significantes y fantasías de los otros. El deseo del niño es producido por el vacío entre su demanda de amor a su madre y lo que ésta desea. Cuando el sujeto estudia el objeto de su deseo, comprueba que es una parte del objeto (el pecho, alimentos…). La elección del primer objeto se produce a partir de la dependencia. Más tarde, en la pubertad, el sujeto se enfrenta con nuevas posibilidades y elecciones de nuevos objetos externos construidos a partir del primer objeto en los que no conviven afecto y sensualidad armoniosamente, pues son dominios muy diferentes. El sujeto, según Freud, cuando ama no puede desear y viceversa. En todo caso está clara la confusión que puede darse entre ambos aspectos del deseo y los malos entendidos a que da lugar a menudo. En opinión de Lacan el conflicto surge porque ambos tienen origen en pulsiones distintas. El amor está ligada a la pulsión de supervivencia y la pulsión erótica a la de muerte por su persecución de jouissance. Por eso, hay solapamientos pero nunca un acuerdo completo. Según Lacan el desacuerdo no es igual en varones y mujeres por la diferente respuesta al proceso de castración.
- Sexuación.- Lacan pensaba que la realidad sexual no determina la identidad de género, que tiene origen en un proceso de identificación que llamó sexuación. Es decir, en como el sujeto se determina a sí mismo en relación con el Falo y la Castración. Aquí se diferencia notablemente de Freud que se basa en el complejo de Edipo y las diferencias biológicas entre niños y niñas con la presencia o ausencia del pene, tomando el miedo a la castración de una forma muy literal. Para Lacan, la castración es el proceso simbólico de pérdida de un objeto imaginario (el Falo), que es el objeto del deseo de la madre. Ambos, niños y niñas, han de someterse a la metáfora paterna que supone la aceptación de que no tienen el Falo. El infante no puede impedir que la madre desee el Falo, por lo que si no acepta la metáfora del padre el sujeto puede colapsar y deprimirse. En la metáfora hay un juego de engaño compartido que salva al niño o la niña de la desesperación. Pero hay diferencias. El niño se puede identificar con el padre en la expectativa de poseerlo algún día, aunque sea de forma fragmentaria y satisfacer a otra persona. La niña al renunciar a la idea de que ella es el Falo (el objeto de deseo de la madre) tiene una alternativa en la solución del niño, al ser del mismo tipo que la madre. Esta alternativa es identificarse con la madre y esperar serlo para desear un Falo. Por tanto, no necesita intentar la posesión del Falo para agradar a otro. Puede tratar de ser el objeto de deseo del padre, que es el representante del Falo por la metáfora paterna, entrando en rivalidad con la madre. En vez de desear el Falo la estrategia es atraer a quien parece tenerlo. Para aclarar la compleja situación, Lacan ideó las fórmulas de sexuación que no son exclusivas de los sexos, pues pueden intercambiar las posiciones en las posiciones de género. El niño no puede ser como la madre, pero puede cometer incesto con ella. La niña no puede identificarse con el padre ni puede cometer incesto con la madre. Lacan sugiere cuatro «matemas» para definir simbólicamente la sexuación de los infantes. Dos definen la identidad masculina y dos la femenina en el contexto de su condición de seres parlantes. Para ocupar estos lugares no es necesario pertenecer a uno u otro sexo. Las dos frases de Lacan relacionadas con la identidad sexual son:
- Todo hombre es sujeto de la función fálica.
- Hay al menos un hombre (no todo hombre) que no es sujeto de la función fálica.
La función fálica se refiere a la castración, pero también a todo lo que se sigue de ella: que una vez que se acepte que no tiene el Falo a disposición y se sigue pensando que está en alguna parte, éste se convierte en el Objeto a buscar. La segunda frase se refiere a la hipotética existencia de un padre que tenga el Falo y que, por tanto, no ha sido objeto de castración, en el sentido de que, para que una idea exista, tiene que existir su contrario. En este sentido en el mito de la Horda primitiva, el padre tenía a su disposición a todas las mujeres y los hijos o perecían o eran expulsados. Este padre mítico impedía a los hijos el acceso a la sociedad por lo que acabarían matándolo. La hipótesis del portador del Falo es necesaria para la constitución de la identidad masculina, del mismo modo que la clase de objeto se constituye por la posibilidad de la ausencia de los rasgos que lo distinguen. Si se puede concebir un ser con dos piernas, se puede concebir al menos uno que tenga más o menos piernas. El varón una vez aceptada la castración simbólica, para constituir su identidad y huir de la ansiedad puede identificarse con el padre y ser un portador del Falo en el futuro y como el falo es un objeto imaginario lo puede buscar en su relación con cualquier otro objeto. Lo que hace el resto de su vida. Los varones buscan su identidad en lo que hacen, pero las mujeres tienden a identificarse con lo que son, lo que no puede generalizarse, pues, según Lacan, «La mujer no existe» como clase. La mujer para constituirse como sujeto cuentan, tras la castración, con la posibilidad de tomar elementos de la función Falo y elementos del deseo de la madre. Unas posibilidades combinatorias que hacen imposible que haya una única solución femenina para la castración. Los varones, por el contrario, sí constituyen un conjunto identificable, un universal, por ser el producto de un camino rígido de imitación del padre. Los varones que adoptan la función femenina tienen grandes dificultades. En cuanto al incesto, su renuncia es la parte más dura de la castración del niño que no puede ser el objeto del deseo de la madre.
Relación sexual.- Para Lacan no hay compenetración sexual en las parejas. Cada uno busca fines distintos de los del compañero/a. El varón tiene una meta, la mujer por su proceso constitutivo como sujeto tiene muchas posibilidades abiertas.
- Los cuatro discursos.- Lacan desde su experiencia con Amos, Universidades, Analistas e Histéricos extrae cuatro formas de relación del sujeto con los otros. Cada grupo representa respectivamente al que está en posición de poder; a las instituciones; a aquellos ante los que el sujeto se coloca en una situación de desvelamiento voluntario de sus procesos internos y, finalmente, el grupo de los histéricos que representa a aquellos que se interesan de forma no genuina por problemas externos a él y que obligan al sujeto a situarse en una posición de poder (Amo). Todos estamos alguna vez en nuestra vida emitiendo o recibiendo un discurso de una de esas cuatro clases. Así, un humilde trabajador puede estar en posición de poder alguna vez, no es necesario ser un académico para experimentar la ansiedad que genera la relación con una institución, no faltan ocasiones para constituirse en la posición de recibir confidencias o peticiones de consejo de alguien con quien se tiene o se cree tener confianza y, finalmente, el discurso histérico es adoptado por cualquiera, antes o después, si se quiere aprender algo. Estas formas de interrelación no están asociadas a estados patológicos pero sí con las estructuras subyacentes en el sujeto relacionadas con potenciales síntomas. Estos discursos no tienen que ser enunciados por gente de carne y hueso. Están también en los eslogan y en la publicidad. Lacan se inspira en Hegel y su famoso análisis de la relación entre Amo y Esclavo y la teoría marxista de la plusvalía. Lacan identifica al objeto causa del deseo (Object a) con la plusvalía. El obrero produce la plusvalía, pero la pierde, el capitalista la recibe, pero la tiene que invertir. Ninguno la posee. Lacan utiliza esta analogía para relacionar cuatro elementos: el agente/verdad, de una parte, y los otros/producción, de otra. Así el que emite un discurso es el agente (sujeto), los otros son aquellos a los que el discurso es dirigido. Bajo el mensaje del agente se esconde la verdad, que se está en los discursos convencionales y, bajo los otros se esconde la producción, aquello que el agente extrae de la relación. En esta formulación tienen cabida S1 (significante Amo), S2 (cualquier significante), el sujeto Barrado y el sujeto Object a, según el tipo de discurso. S1 define y representa al sujeto en su relación con los otros significantes, pues es entorno a él que se ha constituido como sujeto. S2 representa a todos los significantes y, por tanto, al conocimiento. El Sujeto Barrado representa la sumisión del sujeto tras la castración a la Ley transmitida por el lenguaje. Es consciente de esa laguna en busca del Object a causa de su deseo. En el discurso del agente, el Object a proporciona un exceso de goce.
- El discurso del Amo.- Es el que enmarca a los demás discursos. El amo es el agente y no se dirije a los otros en tanto que sujetos, sino en tanto que cumplen alguna función productiva. Así el significante Amo (un general en la guerra) esconde al sujeto barrado (como el mago de Oz) y se dirige, no a los otros, sino a habilidad (los soldados y su capacidad y técnica de lucha) representada como conocimiento por S2, al tiempo que disfruta de su producción (la victoria) representada por el objeto de deseoObject a que le produce la jouissance del ascenso y la gloria.
- El discurso de la universidad.- Es el discurso de la instituciones. El agente es la institución representada por su know-how (S2) que está dirigido a los otros (a) el Object a (los estudiantes en el caso de la universidad). La verdad oculta tras la institución es el poder (S1) y detrás de el Object a está el sujeto barrado (el estudiante y sus imperfecciones), que ofrecen su producto a S2 (el conocimiento), pero de hecho están motivados por el S1 de la institución (su antigüedad, prestigio, poder en definitiva) que la convierte en objeto de deseo. El conocimiento es el agente. los estudiantes son los otros deseantes de conocimiento. Pero este conocimiento es también castrante y por eso el sujeto barrado es la verdad oculta tras el deseo del estudiante.
- El discurso del analista.- El agente es el analista que ha aceptado el objeto causa de deseo del analizando (Object a) al producirse la transferencia y convertirse en un espejo durante la sesión. El discurso va dirigido al sujeto barrado que tiene enfrente a su ansiedad. Pero la verdad que oculta es su conocimiento de la ciencia psicológica que utiliza para extraer del paciente su verdad oculta, su significante Amo (S1) que es su producción. Si el analista no adopta la posición de poder, el significante Amo del paciente no aparece.
- El discurso del histérico.- No es un discurso patológico. El agente del discurso es el sujeto barrado de histérico que oculta el Object a de su deseo y se dirige al significante Amo (S1) de los otros que responden produciendo conocimiento (S2). El agente (el alumno) nunca queda satisfecho (hambre fáustica). El detentador del significante Amo (la universidad con sus profesores) no produce por amor a la enseñanza, sino por su conexión inconsciente con el deseo del agente (el histérico). Lacan dice que el deseo del histérico por el conocimiento no conduce al conocimiento, sino que lo que produce es un discurso (la pereza del concepto). El estudiante busca el título que S1 proporciona antes que el conocimiento. Busca el prestigio del conocimiento, pero rechaza el esfuerzo para conseguirlo. Paradójicamente mientras busca su objeto de deseo (el título) aprende sin pretenderlo. Los estudiantes tiene el derecho por la matrícula a preguntar, pero su castración frente a la institución lo impide. Se siente (sujeto barrado) estúpido preguntando. Solo los que aceptan su situación de castrati vencen el miedo y adquieren verdaderamente el conocimiento S3 que posee la universidad S1. Una actitud que es intrínseca del periodista y que le permite adquirir mucho conocimiento a lo largo de su vida profesional.
RESUMEN SUMARIO
Lacan da un giro copernicano a Freud y donde éste veía influencia del deseo sexual en la construcción del sujeto con posteriores consecuencias sobre su biografía, Lacan veía todo un mundo complejo compuesto de:
- la influencia de cuatro ámbitos con influencia respectiva compleja:
- Imaginario, que es la representación del mundo para el sujeto construida con imágenes provenientes de los sentidos.
- Simbólico, que es el ámbito de los signos, fundamentalmente del lenguaje hablado en el que los significantes, especialmente el llamado Amo, se mueven de unos significados a otros y de la conciencia al inconsciente creando un mundo de una riqueza extraordinaria.
- Real, que es aquello que no puede ser representado ni con imágenes, ni con signos. Mueve nuestras emociones y completa la percepción de la realidad más allá de las herramientas que nos proporcionan los sentidos o la capacidad de codificación del cerebro.
- Dos tipos de significantes
- S1.- que se asocia al significado esencial de la vida de un sujeto y ordena su acción y pasión.
- S2.- la suma de todos los significantes que el sujeto puede llegar a manejar y que es vehículo del gran Otro.
- Tres agentes primordiales:
- El sujeto en ciernes que se dobla en el ego y deviene sujeto castrado o barrado.
- La madre, cuyo deseo es objeto del deseo del sujeto en construcción que vive con ansiedad su ausencia.
- El padre, cuya posesión del Falo como símbolo del objeto de deseo de la madre, le da el poder de castrar el hijo sometiéndolo al lenguaje que es portador de todas las limitaciones acumuladas por la sociedad
- Dos géneros
- Masculino, que puede ser adoptado por todo aquel que tiene la esperanza de dotarse del Falo
- Femenino, que puede ser adoptado por todo aquel que oscila entre la imitación del modelo de la madre o la seducción del padre.
- Tres objetos
- El Falo, símbolo del objeto de deseo de la madre
- El Object petit a que es el fragmento del Falo y, por tanto, forma universal del objeto y causa del deseo del sujeto.
- Los Otros, opresores, limitadores a través del lenguaje y, al tiempo, detendadores de la atracción que el sujeto desea dando contenido a una de las formas de su deseo universal.
- Dos motores
- Pulsión, algunas de las cuales proceden de la animalidad y otras no (Pulsión de supervivencia, Pulsión de Muerte, Pulsión erótica). Energía libidinal que mueve a la satisfacción de una necesidad. Se pulsiona lo necesario.
- Deseo o diferencia entre la demanda y la necesidad que se explica en el funcionamiento de partes del cuerpo sin una finalidad distinta del goce. Se desea lo superfluo
- Dos motivadores
- Placer.- goce que se obtiene al seguir una pulsión para satisfacer una necesidad.
- Jouissance.- goce que se obtiene al satisfacer un deseo.
- Cuatro elementos de los discursos (uso del lenguaje)
- Agente, que es el emisor del mensaje
- Verdad, que es lo que subyace al discurso emitido
- Los otros, el destinatario del discurso
- Producción, lo que hace atractivo al destinatario para el emisor
- Cuatro tipos de discurso
- Amo, que es el discurso del poder
- Universidad, que es el discurso de las instituciones
- Analista, que es el discurso de que quiere curar
- Histérico, que es el discurso del que quiere aprender