viene de (IX)

Hubo un tiempo en que Hegel añoraba la comunidad de la antigua Grecia, la polis, ante la presión de la libertad subjetiva de la modernidad. Pasado ese momento de nostalgia de lo orgánico, socialmente hablando, buscó eludir de algún modo las nuevas relaciones mecanicistas basadas en la compentecia y el mercado. Pronto Hegel abandona la polis para optar por la sociedad civil basada en el Estado de Razón, donde fuerzas externas controlan la interacción entre individuos, mientras se tejen relatos comunitarios simbólicos que ayudan a pasar el trance real.

Ya se había publicado El Origen de la Riqueza de las Naciones de Adam Smith con su mano invisible incluidaEl individuo sufre el encontronazo con el orden social objetivo. Cualquier reconciliación que se busque debe ser inmanente a la propia sociedad civil que la experimenta. La solución, según Zizek, debe buscarse en la esfera menos espiritual, en el sistema de necesidades. Es decir, es el propio conflicto inherente a la competencia entre individuos el que facilita la creación de vínculos. De hecho, Zizek cree que la sociedad orgánica griega ya tenía en sí misma los conflictos (expresados en las tragedias) que la subjetividad moderna viene a resolver. Hegel cambia su pensamiento y deja de considerar una regresión el paso de la costumbre a la ley. Por otra parte, todavía no se había exacerbado la explotación de los obreros en las fábricas como para que Hegel viera algún peligro en las propuestas liberales, ni en la producción abstracta de mercancías. Mucho menos la preponderancia del capital como origen y final de la actividad productiva. Ya no se produce mercancías para satisfacer necesidades, sino que es la reproducción del capital la única meta. Hay una fractura entre la realidad de los seres humanos y lo Real de la lógica del Capital. Zizek razona que la forma más alta de ideología no es dejar de ver a la gente real en sus miserias, sino ignorar lo Real con su contumaz presencia e influencia. A Zizek le parece que la metáfora de Marx, según la cual «la anatomía del hombre proporciona la clave para la anatomía del simio«, tomada de Hegel, sirve para su aplicación a la estructura conceptual de una formación social. Para explicar «n» hay que acudir a «n+1» paradójicamente.

Para Marx la crisis tiene origen en la fractura entre valor de uso y valor de cambio, que equivale la fractura entre realidad y virtualidad. A Zizek le preocupa que el mundo digital acaba ocultando las fricciones del capitalismo. El mundo virtual del capitalismo financiero saca su energía de su propia dinámica. Pone el ejemplo del electrón, cuya masa es resultado de la que tiene en reposo más la generada por su velocidad. Zizek no le saca toda la ventaja al símil porque todavía cree que existe el reposo físico (esta falsa idea está en el origen de la preexistencia del sujeto), pero sirve para ilustrar la idea de un proceso cuya eficacia proviene de su dinamismo y no de un valor intrínseco. Por eso destaca que el fetichismo, concebido en el marxismo como una cosa, se desvanece en su momento de mayor éxito en formas evanescentes de generación incesante de dinero. Una desmaterialización que alcanza todos los niveles como anticipaba sin pretenderlo Marx en el Manifiesto Comunista cuando escribió que «todo lo sólido se desvanece en el aire«. Para explicar la situación Zizek, de nuevo, recomienda volver a Hegel que inscribe en la realidad las contradicciones y que, por tanto, es más pesimista respecto a la reconciliación. Una realidad de las oposiciones que certifica el estructuralismo, el propio Deleuze y Derrida. Al fin y al cabo, Marx, como Freud con la represión, fue directamente a la explotación (enfermedad) de la gente en vez de leer de forma hegeliana que el capita es una «sustancia -sujeto que se reproduce por medio de la postulación de sus propias presuposiciones» y que el trabajador es un «sujeto sin sustancia«. Mucho menos podía Marx aceptar que la dinámica del dinero es el proceso dialéctico del progreso «desde la nada a través de la nada hacia la nada«. ¿Cómo resolver la perplejidad que produce que el capitalismo resuelve la necesidades de la gente y, al tiempo, la explota?. Una respuesta está en la propiedad privada que protege tanto a la propiedad de la riqueza como a la miseria. En unas condiciones en las que la propiedad ha cambiado su estatuto, pues no surge de la laboriosidad, sino en su mayor parte, de la inversión de dinero prestado. Es decir, la virtualidad del préstamo rigiendo la realidad de la gente.

Zizek reafirma esta visión con el caso del arte, donde Robert Pippin sugiere que «su muerte» anunciada por Hegel, es solamente la del arte figurativo porque «no puede expresar adecuadamente la plena subjetividad de la experiencia«. Una subjetividad que convierte al concepto en el arma definitiva de dominio. En este terreno, tanto Pippin como Michael Fried, rechazan que el postmodernismo (desde el minimalismo al Pop-Art, pasando por el Op-Art) sea un avance respecto del expresionismo abstracto, pues es, en su opinión, una regresión. El postmodernismo tiene la brillantez necesaria para quitar el filo subversivo a toda propuesta artística. Limado del espíritu crítico facilitado por la extensión de la vulgaridad como mecanismo que oculta el mantenimiento de las diferencias. Nivelación que no ha parado todavía, mientras se crean las condiciones para la apropiación de la alta cultura por parte del «proletariado». Giros para los que Zizek cree que lo apropiado es una visión dialéctica hegeliana. La carencia de esta herramienta impidió ver que el marxismo era una subespecie del capitalismo. Según Zizek la tarea es repetir la crítica de la economía política sin el concepto utópico del comunismo ni la vuelta a una noción premoderna, precartesiana, como hace la ecología contemporánea. Para esta tarea considera imprescindible a Hegel, pero depurado de los tópicos antihegelianos, como el de que su Idea internaliza toda la realidad. Hay que aceptar que no es posible aprehender racionalmente el presente como totalidad porque está fracturado por los antagonismos y, por tanto, es incompleto. Lo que resulte de la acción sólo se podrá interpretar en el futuro. Hay que rechazar la dialéctica de la materia o la pretensión de que el proletariado sea el sujeto del cambio, pues es una subjetividad sin sustancia que trata de conseguirla desde la conciencia de alienación con la revolución. La inversión materialista sigue siendo, en opinión de Zizek, demasiado idealista, en su pretensión de hallar un sujeto revolucionario absoluto.

Zizek cree que la superación de ese fracaso pasa por abandonar una lectura «idealista» de Hegel y captar el núcleo del carácter subversivo de la dialéctica de Hegel, que no es la reconciliación del sujeto y su sustancia. El sujeto no precede a su alienación (aristotelismo de Marx). El sujeto es el resultado de su propia acción. Es la sustancia la que se aliena. La dialéctica de Hegel significa la liberación de la objetividad en su alteridad. Sabemos que el Gran otros es la cosificación de las relaciones intersubjetivas de los individuos. Sin embargo parece que estamos obligados a actuar como si el gran Otro fuera una fuerza exterior que nos controla a todos. La esperanza de libertad reside en las grietas del gran Otro por su naturaleza derivada de la acción del individuo. Si con Hegel aceptamos que el sujeto (la lechuza) es incapaz de identificar su propio papel en el proceso (vuela) histórico (al atardecer) y de gestionar el impacto de su propia intervención, debemos espera que la historia sea compasiva y permita un cierto éxito. Zizek sale del pesimismo proponiendo que tal imposibilidad de autoconciencia sea vista como la condición de nuestra libertad. En efecto si previéramos con exactitud las consecuencias, la acción no es libre sino obligada (Spinoza). De nuevo vuelve sobre la idea de que las carencias de nuestro conocimiento son carencias de la realidad. Esta hipótesis es el fundamento de la esperanza, el futuro puede ser cambiado porque la red causal en cada instante está expectante como si desconociera sus propias posibilidades. 

RESUMEN

Quizá la mítica Polis no existió nunca y su carácter sea consecuencia de una lectura nostálgica desde nuestro tiempo. Es muy hegeliano cambiar el enfoque ante el mismo hecho: la realidad económica y social se impone al individuo, luego tratemos de ser verdaderamente humanos en esa atmósfera. En la época de Hegel ya se habían desarrollado mecanismos sofisticados de financiación que habían producido algunas burbujas como la de la Compañía del Mississippi de John Law. En términos de Zizek, la izquierda tiene tendencia a ignorar el peso de lo Real, como ese entramado subterráneo que el capital construye bajo nuestra espiritualidad. Zizek opone a la dialéctica negativa de Adorno, con su apertura a la diferencia, su versión de la dialéctica positiva de Hegel en la que hay una aceptación de una contingencia irreductible. Zizek insiste en su pregunta sobre si la incompletitud de la red causal, en vez de ser una fallo epistemológico del ser humano, sea una carencia de la realidad. Tema este central en su reivindicación de Hegel. Lo que es el fundamento de la libertad. ¿En qué consiste esa incompletitud de la realidad? eso es preguntarse antes de tiempo por el nombre del asesino cuando se está leyendo una novela.

Sigue en (XI)…

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