viene de (VIII)

Una vez establecida la diferencia entre el enfoque de potencialidad y el de virtualidad, trata de situar a Hegel. Cree que está en juego el «gran Otro», pues está constituido como matriz atemporal que incluye todas las posibilidades, lo que es incompatible con el enfoque virtual. En principio el propio Hegel se señala como «potencialista» al aceptar la muerte del Dios sustancial y trascendente, pero considerando que renace como Todo simbólico. Es cambiar la «realidad» de Dios por el simbolismo de la Ley. Si el Espíritu Santo es la comunidad de los cristianos, su pervivencia es el refugio del gran-Otro, pero Zizek considera que no, que la muerte real de Cristo no deja espacio para ningún sucedáneo de Dios. Hegel recibe de los evolucionistas el reproche de haber dicho que en la naturaleza no hay historia. Un reproche infundado porque, según Hegel, cuando Hegel dice «historia» se refiere a un proceso de tensión entre el universal y su concreción en los individuos que, en la naturaleza, no puede darse. En la naturaleza se da la relación universal-particular sin que el individuo animal o vegetal participe. Es en el ámbito del espíritu dónde se puede producir una búsqueda que crea lo que está buscando. Es el encuentro del espíritu consigo mismo.

La lógica de la dialéctica hegeliana parte 1) de la pura multiplicidad del ser que aparece sin ninguna profundidad. Ese aparecer 2) gestiona consigo mismo su inconsistencia y crea su esencia, la profundidad que puede ser observada. Finalmente, 3) es el paso de la esencia al concepto para que las dos dimensiones se concilien. Este es uno de esos párrafos «metafísicos» de Zizek, donde puede llegar a decir:

«… cuando Hegel habla de cómo la idea se ‘externaliza’ en apariencias contingentes, y después se reapropia de su externalidad… lo que está describiendo en realidad es el proceso opuesto, el de la ‘internalización’, el proceso en el que la superficie contingente del ser es postulada como tal, como contingencia externa, como ‘mera apariencia’, por medio de la generación, en un movimiento autorefllexivo, de su propia profundidad esencial. En otras palabras, el proceso en el que la Esencia se externaliza es simultáneamente el proceso que genera esa misma esencia. ‘Externalización’ es estrictamente lo mismo que la formación de la Esencia que se externaliza a sí misma

Es uno de esos momentos en que unas pocas palabras se enroscan sobre sí mismas produciendo los «calambres mentales» que denunciaba Wittgenstein. Es lógico porque se está tratando de describir el proceso originario de la realidad, un momento en el que se presume que existe la multiplicidad sin sujeto. Un momento originario que, como ocurre cuando la física describe el Big Bang, conlleva unas pocas fuerzas y la inversión de algunas como la gravedad. Es una descripción que puede estar refiriéndose tanto aparición celular, como al surgimiento de una idea desde un magma indefinido (el cuerpo sin órganos deleuziano). La aglomeración en individuos elementales  de una parte de lo múltiple genera, simultáneamente, al sujeto y su otro.

Zizek evoca para el proceso que describe Hegel, según el cual una cosa se convierte meramente en lo que es, como un doble círculo para sacarlo del espacio cerrado de las potencialidades. De este modo se abre a la contingencia o, en lacaniano, al significante sin significado. Este doble círculo se conforma como un «ocho» doblado sobre sí mismo usando como charnela el cruce de sus líneas. En este punto, Zizek, se está esforzando en sacar a Hegel de la cárcel en que lo encierran sus opositores. Es la cárcel de lo preexistente. Hegel es una ruptura que se manifiesta en la voluntad prelógica de Schelling, en el carácter único de la fe y la subjetividad de Kierkegaard, la reclamación de Marx acerca de la vida real y la pulsión de muerte de Freud. Hegel supone la identificación de la estructura conceptual de la Historia y la historia del despliegue de esa estructura.

Zizek rechaza la posición de aquellos que ven en Hegel meramente la explicación operativa de la necesidad que tienen los conceptos de dar sentido a lo que los organismos (humanos) hacen. El sistema de Hegel sería, según Robert Pippin, una exposición sistemática de todas las formas posibles de inteligibilidad. Es decir, de la capacidad del espíritu de explicar la realidad. Zizek rechaza esa postura, porque se aleja del concepto como proceso en la «cosa misma», del proceso como ontología y no como epistemología. Esta cuestión es clave pues señala la frontera entre el materialismo e idealismo modernos. Zizek señala como idealistas vergonzantes a los habermasianos, que, conscientes de la verdad del naturalismo, lo tratan con adversativas (pero, sin embargo…). Zizek cree que el ser humano, como no puede observarse objetivamente a sí mismo, debe pensar esa imposibilidad como un hecho de la realidad (ontológico) y no como un defecto propio. Esta es la visión que le atribuye a Hegel. Esto hace moderno a Hegel frente a la caricatura de la mente que, poseída del Espíritu Absoluto, lee la mente de Dios. Zizek, cree provocativamente, que la filosofía posthegeliana, que se presenta como realista y positiva, es «una venganza desesperada y póstuma de la metafísica«.

RESUMEN

Fundamentalmente Zizek nos dice en este fragmento que ¡ojo con Hegel!, que su propuesta de que, cuando el pensamiento encuentra límites, se está describiendo una característica de la realidad y no una limitación de la facultad de pensar del ser humano. Es decir, se está siendo más positivo que el positivismo mismo.

Sigue en (X)…

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