06 Ene 2013
Cuando Skinner respondió a esta pregunta retórica diciendo que «el controlado» se equivocó. El desarrollo de lo que Loretta Napoleoni llama la «economía canalla» hace imposible tal fórmula. Si el controlado es una empresa pequeña intentará corruptelas como invitar a comer. Si es poderoso, directamente comprará al controlador. La primera noticia de este tipo que tuvimos los de mi generación fue Enron y la última Bankia. En medio, el propio Estado Español al poner sordina al Banco de España, a la CNMV, etc. Hay que probar otra cosa. Se me ocurre (este es un blog de ocurrencias, no un Think Tank) que establecer, en vez de dos polos, tres. La fórmula de Skinner incluye al controlado y al controlador. La que propongo incluye a dos tipos de controladores: el profesional (la audiotora) y el perjudicado potencial. Éste último sólo aparecía hasta ahora cuando de potencial pasaba a real y acudía a los tribunales. Esta fórmula ya está establecida de forma explícita, pues la auditorias son para general conocimiento, pero con un vicio oculto. El vicio es que a la auditora le paga el auditado y, ya se sabe, el que paga manda. ¿Cuál es la corrección a realizar? pues que el auditor sea pagado por el perjudicado potencial. Esta fórmula tiene un problema: que los potenciales perjudicados no quieren pagar en general. Un ejemplo de esta actitud es el fracaso de la televisión de pago, que ha provocado que cundan los programas destinados a una audiencia encantada de comer basura con tal de que sea gratis. En esta caso el perjudicado no se considera tal porque el daño psicológico y cultural no es apreciado. En el caso de la economía habría que ir a una fórmula más contundente como sería la de que no podría protestar por el daño sufrido aquel perjudicado potencial que no pudiera demostrar haber participado en el sostenimiento de la auditora, aunque fuera en forma cooperativa. En el caso del Estado, dado que los altos funcionarios y los políticos no parece que aprecien el daño al bien general, con tal de salir luego disparados hacia una canonjía empresarial, tendría que emerger el auténtico perjudicado potencial en forma de asociaciones de esto o aquello. En definitiva al controlado lo debe controlar el que esté en la trayectoria de daños posibles producida por una mala o dolosa gestión del controlado. Y el mejor modo de control es el pago de los honorarios. También se debe prever que el controlado tengan intereses superiores al cobro de honorarios con fuerte castigos penales e incompatibilidades añadidas. En este sentido, el caso de las agencias evaluadoras de riesgo es tan patentemente corrupto que hace sospechar de connivencias al máximo nivel. De modo que el que quiera control a pagar su cuota preventiva y a esforzarse en leer los informes de auditoria.
PD.- Me alegro mucho de que haya resultado incierta la propuesta de control a posteriori de la alegre muchachada comandada por Milton Friedman.