¿Quién controla al controlador?


08 Ago 2011

En los años setenta el psicólogo B.F. Skinner planteó el problema de quién controla al controlador en su libro «Más allá de la libertad y la dignidad». La repuesta en un mundo sin «puntos de reposo» es el controlador. No ha árbitros independientes ni jueces imparciales. Por eso el gobierno de Obama anuncia una regulación de las agencias de calificación financiera. Ya verán como éstas pronto se revelan aludiendo a la «parcialidad del gobierno». Ironía que demuestra la intuición de que el control independiente no es posible. Siempre se corrompe. En las dictaduras hay jueces que condenan conforme a los intereses del sanguinario de turno. Por supuesto que llevan las mismas togas (diseño) que los jueces con convicciones. Cuando las dictaduras devienen democracias estos jueces no son represaliados, sino que siguen en sus cargos y entonces, liberados de su temor a perder la carrera o la cabeza, se vuelven justos, cuando no justicieros. Pues algo parecido está ocurriendo con las agencias de calificación de productos financieros. Cuando en estados unidos te citaba Mcarty por una opinión entre amigos, ninguna se atrevió a descalificar a Estados Unidos que también se endeudaba. Tampoco lo hicieron cuando el presidente Bush hizo dos guerras pidiendo el dinero a cuenta a un país comunista. Mucho menos pusieron en duda la solvencia del país cuando el gobierno, esta vez pidió el dinero a crédito al futuro de sus ciudadanos, inyectando 700.000 millones de dólares al sistema financiero para que no se desplomara gracias, entre otros malabaristas, a las propias agencias de calificación. Pero ahora, ahora sí. Ahora es el momento de que los jueces justos sean justicieros. Ahora huelen sangre en la debilidad del presidente más despreciado e incómodo por color y textura. Es el momento de echar una mano a los propios (los malabaristas) desacreditando a su gobierno para, de una vez, dejar la política y el dinero o el dinero y la política en la manos de gente seria. Da la impresión de que el water se desborda, de que las infraestructuras, las alcantarillas, tanto tiempo bajo el suelo quieren salir a la luz con todos sus habitantes del mundo de Lovecraft. Vienen bien vestidos, huelen bien, pero los reconocemos. Lo malo es que la mano que les ha ayudado a salir es la misma a la que le habíamos confiados nuestro cuidado.

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