16 Sep 2010
La idea es sencilla, creíamos que la socialdemocracia consistía en un sistema reformista que redistribuiría la riqueza mediante los impuestos para dotar al conjunto de la ciudadanía de los servicios sanitarios, educativos, etc. socialmente convenidos. Los impuestos progresivos irían de los muchos con algo y los pocos con mucho a los muchísimos imprescindibles pero sin nada. Y ahora nos enteramos que los pocos con mucho son intocables, por si en un arranque patriótico se van del país con lo puesto (en Suiza). Y también nos enteramos que el bienestar disfrutado se ha pagado a la púa a cuenta de nuestros hijos, que tendrán que hacerse cargo trabajando mucho, parando más y cobrando menos durante largos años. ¿Socialdemocracia? ¡No, gracias! Al menos la socialdemocracia tramposa que alardea de un estado del bienestar que no puede pagar pero finge hacerlo.