30 Ene 2009
Mi hija siempre ha tenido ocurrencias divertidas. Una vez, con 7 años, cuando nos oía hablar de una época muy anterior a su nacimiento, preguntó aquello de «¿dónde estaba yo en entonces?» Por lo visto «el ser» no concibe el «no ser», luego había que estar en alguna parte antes de nacer. En otra ocasión cuando me acompañó a hacer un ingreso en el banco (tiempo de ingresos en metálico) me preguntó ¿cómo saben los bancos cuál es tu dinero cuando vengas a sacarlo si se mezcla con el de los demás? Me pareció un chiste ingenuo de una niña. Pues no, estaba equivocado. Los banqueros de Wall Street piensan lo mismo. Hoy he leído en El País (viernes 30/01/09 página 4) que Obama los ha llamado sinvergüenzas por pagarse cantidades obscenas, cuando han recibido enormes cantidades procedentes del común para sacarlos de las crisis en las que su estupidez los había metido. ¡Y ellos han respondido igual que mi hija de siete años! pues declaran que «no les constaba si esas primas… habían sido abonadas directamente con el dinero que han recibido del Estado». ¡Pero ellos tiene cincuenta años! y, además, saben que se puede mezclar el dinero «sin perder la cuenta». ¿Sólo les ha llamado sinvergüenzas? ¡Aquí va a pasar algo…!