27 Ene 2008
Hay muchas etiquetas con las que nombrar la época, pero la más potente y, al tiempo, banal es la pregunta ¿por qué no? Con ella se demuele la seguridad de cualquier discurso o creencia. Nunca hasta esta semana había conocido un ejemplo más ejemplar de lo que esa pregunta significa y me van a entender enseguida. Se trata de las declaraciones de ese empresario que´dice no necesitar el dinero, pero no renuncia a él aunque esté ligado a la muerte de un niño. ¿Por qué no va a tratar de cobrar una indemnización por los daños sufridos por su débil coche al chocar con el potente cuerpo del niño? A ver, ¿por qué no?