JOHBIES: Jóvenes Hartos (aunque) Bien Educados


04 Sep 2007

Las revoluciones están pasadas de moda. Como todo el mundo sabe, sus inductores toman el lugar de los que pierden la cabeza en el tumulto reivindicativo previo. El futuro es de los motines y el próximo estará encabezado por los JOHBIEs. No son personajes de la guerra de las galaxias, ni compañeros de los Yahoo de Swift. Son los jóvenes hartos aunque bien formados a los que sus conocimientos y sentido crítico sacará del sopor en el que la industria del entretenimiento los tiene sumergidos para pedir explicaciones a sus mayores acerca del ventajista funcionamiento del mercado. Ellos, taxistas con la licenciatura de económicas, camareros licenciados en filosofía, basureros capaces de desarrollar un complejo algoritmo de matemáticas, policías licenciados en derecho y demás compañeros de fortuna cognitiva y desgracia económica están preparando un cambio. Ello saben que el mercado no es un fenómeno meteorológico inevitable, sino una convención al servicio de las personas y observan que la deuda hipotecaria es de 500.000 millones de euros. Cantidad que el acomodador del cine al que van, que es ingeniero de edificación, les dice que equivale a los 3 millones de viviendas vacías que hay en España y que el 60 % de ese dinero ha ido a enriquecer a actores no productivos (el propietario del suelo y el especulador). Concluyen que el país del futuro está atrapado entre los nominales de sus casas y los tipos de interés; que la friolera cantidad que han de financiar los próximos 50 años las familias en España ha dejado a los bancos exhaustos, hasta el punto de que han tenido que recibir inyecciones de la fábrica de dinero para no colapsar. Ellos deploran que este diluvio de dinero en vez de servir para unas infraestructuras duraderas y una benigna incorporación a la propiedad se haya convertido en un obsceno trasvase de dinero del ahorrador al lujo más casposo que el mal gusto pueda imaginar. Porque el acomodador sabe, el taxista le confirma y el basurero le calcula que construir, lo que se dice construir vale un tercio de lo que se cobra por una vivienda moderna. Los HOHBIE también saben que el acceso de la mujer al trabajo ha sido asumido por el sistema dividiendo el sueldo de un varón por la mitad y concediéndole el 40 % a la mujer para quedarse con la comisión, por lo que un hogar necesita de una pareja de trabajadores para financiarse. De este modo la mujer ya sabe que si antes no podía trabajara, ahora ya no puede dejar de hacerlo. Y saben que la construcción es el sector más ruidoso, pero que los servicios de las corporaciones de relumbrón se empiezan a parecer a relaciones de cautividad virtual; o que las grandes empresas están utilizando la informática para que ellos se sirvan la gasolina y la fruta sin notarlo en el precio. El taxista, el basurero, el acomodador y el ingeniero saben que la industria del entretenimiento es un gesto de prestidigitador que distrae la atención con una mano mientras con la otra se abduce la cartera con delicadeza. En definitiva, que se ha creado un estable sistema para su explotación suave y civilizada. Han comprobado que ya se están creando dos clase de guetos: el de los emigrantes y el de los que les alquilan los pisos en el centro de la ciudad. Unos en la ciudad medieval y los otros en el resort de Disney. Estos son los nuevos sujetos de la revolución (léase motín) que con la misma suavidad va a evitar que medio país empobrezca y el otro medio le vea las orejas al lobo. Naturalmente los promotores y beneficiarios no se quedarán para verlo, estarán en otro mundo, quizá el de las islas de Dubai, donde los taxistas no saben leer (todavía).

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.